miércoles, 20 de junio de 2018

Los 50 son los nuevos 30 (2017)




Título original: Marie-Francine
Directora: Valérie Lemercier
Francia/Bélgica, 2017, 95 minutos

Los 50 son los nuevos 30 (2017)


Directora e intérprete, Valérie Lemercier presenta en su última comedia una situación muy similar a la que hace un par de años planteaba Éric Lavaine en Vuelta a casa de mi madre (2016). Y que, a su vez, remite en parte al ya clásico Tanguy (2001) de Étienne Chatiliez. Lo cual confirma la tendencia del cine francés a tirar de fórmulas fijas cuyo éxito parece asegurado de antemano, quizá porque conectan plenamente con cambios sociales que están redibujando el concepto clásico de familia, así como la edad y las relaciones de pareja.

Los 50 son los nuevos 30... reza el poco afortunado título español de Marie-Francine. Su protagonista, encarnada por la propia realizadora, es torpe, fea y pasada de moda, con lo que rompe por partida triple el cliché establecido por las heroínas fílmicas al uso. Y encima la han echado del trabajo y su marido la deja por una treintañera. En ese sentido, el filme que nos ocupa se inscribe en otra corriente, más amplia y de alcance internacional, cuyo modelo referencial sería El diario de Bridget Jones (2001) de Sharon Maguire y de la que, por esos "azares" de la cartelera, se acaba de estrenar otro espécimen: I Feel Pretty (2018) de Abby Kohn y Marc Silverstein.


Imagen promocional claramente inspirada en el cartel de Tanguy

Evidentemente, los personajes de una película de tales características responden a un perfil muy extremado: los padres maniáticos, conservadores e hipócritas, incapaces de asumir la mayoría de edad de su hija; el marido egoísta que no tiene en cuenta los sentimientos de su mujer, a la que abandona caprichosamente para luego requerirla de nuevo; el "príncipe azul" que, bajo la apariencia de chef de origen portugués, aparecerá para rescatar a Marie-Francine de la monotonía... Todo ello en aras de una vis cómica acentuada por el hecho de que Lemercier interpreta también a Marie-Noëlle, la hermana gemela de la protagonista.

Al margen de lo logrado o no que pueda resultar el conjunto, quizá lo más llamativo sean las múltiples y variadas referencias cinéfilas y musicales que contiene, sobre todo a través de su banda sonora, en la que conviven piezas de Moustaki, Aznavour y hasta Julio Iglesias con la Danza macabra de Saint-Saënts, los fados de Amália Rodrigues y el apasionado tema central de Los paraguas de Cherburgo. Mejunje variopinto y heteróclito coronado por una guinda de lo más ochentero: "L'amour c'est comme une cigarette", perla que hiciera célebre Sylvie Vartan y cuya letra, amén de ser entonada por madre e hijas en una de las escenas culminantes, resume a la perfección el mensaje entre optimista y melancólico de la película.


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