Título original: The Evil Dead
Director: Sam Raimi
EE.UU., 1981, 85 minutos
Posesión infernal (1981) de Sam Raimi |
Una cabaña abandonada en las profundidades del bosque: cinco jóvenes se instalan en ella dispuestos a pasar una estancia formidable, pero entonces todo se complica... Se han hecho tantas películas de terror a partir de un planteamiento tan simple que, a estas alturas, parecería imposible exprimirlo aún más sin caer en los mismos tópicos.
Y, sin embargo, cuando hace más de treinta y cinco años un jovencísimo Sam Raimi presentó The Evil Dead estaba sentando las bases, quizá sin saberlo, de lo que con el tiempo acabaría siendo un subgénero en toda regla: The Cabin in the Woods (Drew Goddard, 2012), The Blair Witch Project (Myrick y Sánchez, 1999) o incluso The VVitch (Robert Eggers, 2015) son sólo algunos de los títulos más destacables dentro de dicha categoría, por no mencionar el remake que de la propia Posesión infernal dirigiera en 2013 Fede Álvarez.
Rodada en Morristown (Tennessee), la cabaña en cuestión, lejos de ser un decorado, parece ser que estaba realmente en ruinas. Una de tantas leyendas en torno al rodaje junto con muchas otras, como la que asegura que el equipo habría enterrado una supuesta cápsula del tiempo en la chimenea, hoy codiciado objeto de culto por parte de los fans que hasta allí se desplazan.
No es casualidad, por otra parte, que la Filmoteca de Catalunya haya programado un filme como éste en vísperas de la verbena de San Juan: con él, terroríficamente ideal para encarar la noche más corta del año, se da el pistoletazo de salida a un amplio ciclo (con exposición incluida) que pretende celebrar el cincuentenario del Festival de Sitges, certamen en el que The Evil Dead arrasó allá por 1982 gracias a sus efectos especiales de bajo presupuesto y a un peculiar concepto del horror, no exento de un cierto toque humorístico, basado en la desmesura de sangre y vísceras.
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