sábado, 26 de octubre de 2019

Retrato de una mujer en llamas (2019)




Título original: Portrait de la jeune fille en feu
Directora: Céline Sciamma
Francia, 2019, 119 minutos

Retrato de una mujer en llamas (2019)
de Céline Sciamma


Portrait de la jeune fille en feu rezuma una sensorialidad a flor de piel cuya manifestación más evidente e inmediata nos llega a través del uso que hace su directora, la francesa Céline Sciamma, del color: el verde del vestido de Héloïse (Adèle Haenel), el rojo del de Marianne (Noémie Merlant), el azul del mar, el amarillo tostado de la arena de las playas de Bretaña... A lo que cabría añadir un segundo factor, algo más sutil, concerniente a la iluminación: natural en exteriores y mediante la ayuda de velas o de una chimenea cuando la acción transcurre de noche.

Tratándose de un filme que tiene la pintura como telón de fondo se diría que la cámara pretende captar la esencia de lo que dicho arte representa y que no es sino una lucha constante por atrapar la vida en un lienzo. Algo con lo que el cine, al fin y al cabo, conecta de pleno, por lo que cabría pensar si Marianne no es un trasunto de la propia Sciamma, autora del guion y que en el pasado estuvo unida sentimentalmente con la actriz protagonista.



Hay, sin embargo, un toque fantasmagórico en la puesta en escena de la película, ligado al mito de Orfeo, como esas apariciones nocturnas de Hèloïse, vestida de blanco al fondo de un pasillo, que se esfuma de inmediato cuando Marianne se gira para mirarla. Inteligente metáfora del misterio que todo artista se propone apresar en su obra y que se resiste a ser aprehendido. Como ese retrato que dará título a la cinta y alrededor del cual gira toda la trama.

Por último, y aunque esto sea ya un rasgo de estilo habitual en la práctica totalidad de la filmografía de la realizadora, la historia se articula en torno a un universo exclusivamente femenino, dieciochesco y refinado en esta ocasión, y con incursiones nocturnas a lo que parece una suerte de aquelarre, tal vez un guiño a los antiguos ritos órficos. Momento mágico, uno más, en el que las participantes se arrancan a cantar y que es el preludio de la apoteosis final, cuando Marianne, gracias a la música de Vivaldi, vivirá un último clímax con la sola contemplación del ser amado.


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Son varios los aspectos que se descuidan y que en ocasiones me sacan de una historia. Uno muy particular es la puesta en en escena, si tenemos en cuenta que hoy prima el montaje rapido y los planos de apenas 2 segundos apenas te da tiempo para apreciar los pequeños detalles. Me agrada cuando como en este caso se usan exteriores naturales (preciosa la imagen de la playa), supongo que costes de producción obligaran a tirar de efectos digitales.
    Me anoto tu recomendación, me tiene buena pinta.
    Saludos!

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    Respuestas
    1. Está rodada en 8K y le dieron el premio al mejor guion en Cannes. Una peli muy femenina y, por tanto, muy inteligente.

      Saludos.

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