martes, 23 de mayo de 2017

Pizarro (2016)




Director: Simón Hernández
Colombia, 2016, 81 minutos

Pizarro (2016) de Simón Hernández


Un parque en Collserola: dos colombianos se conocen, lejos de su país. Ella es la hija exiliada de un antiguo guerrillero; él estudia cine documental. Varios años después, presentan el fruto de aquel encuentro casual. En un empeño personal por reconstruir su pasado y recuperar sus propias raíces familiares, María José Pizarro ha dedicado ingentes esfuerzos a rehabilitar la memoria de su padre, el comandante que lideró el revolucionario M-19. Primero fue una exposición. Después el rodaje de Pizarro entre 2010 y 2014 (más dos años de postproducción). Ahora se acaba de publicar un libro (De su puño y letra, Debate) con material inédito, como cartas y otros documentos que lograron sobrevivir a los embates sin tregua a que fue sometida la familia por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

La Sala Laya de la Filmoteca de Catalunya se ha llenado esta tarde de compatriotas de María José y de Simón para asistir al preestreno de una película que pretende arrojar algo de luz sobre el asesinato en 1990 del hombre que fue capaz de abandonar la lucha armada para pedir la paz a través del diálogo y del juego democrático. Ante el objetivo irán desfilando excombatientes y militantes, ministros y familiares, trazando la semblanza de quien, en opinión del director, tuvo algo de héroe de tragedia griega que asume valientemente su destino.

Pizarro, en una pose que recuerda al Che


Y así descubrimos cómo todos los indicios apuntan a la colaboración de las más altas esferas en su magnicidio, perpetrado por un sicario en pleno vuelo comercial entre Bogotá y Barranquilla. Algo insólito y agravado, acto seguido, por la inmediata muerte del pistolero. Con lo que quedaba impune una causa que, tras pasar varios años archivada, fue recientemente reabierta por la fiscalía. Hay hasta quien se atreve a sostener que a Carlos Pizarro lo mandó matar el narco Pablo Escobar, lo cual es absolutamente desmentido por los autores del documental. En ese orden de cosas, sorprenden las palabras del hoy senador Antonio Navarro Wolff, mano derecha de Pizarro en el M-19 y ahora partidario de pasar página sobre unos hechos que le costaron perder la pierna izquierda en un atentado.

Sea como fuere, lo cierto es que la figura de Pizarro sigue suscitando interés en un momento histórico en el que la Colombia actual apuesta por la concordia como único camino para sanar las heridas del pasado. No en vano, su hija nos explicaba esta tarde a los asistentes cómo, paradójicamente, ha sido ella la que ha dado a luz al padre mediante todo este proceso de indagación, el cual le ha permitido ahondar en un emblema que para ella, nacida y criada en clandestinidad, apenas había sido hasta la fecha una imagen, una serie de flashes inconexos y dispersos en el tiempo que debía ordenar en su memoria como si de un puzle se tratase.

María José Pizarro

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