Director: Olivier Assayas
Francia/Alemania, 2016, 105 minutos
Personal Shopper (2016) de Olivier Assayas |
Parece que no acaba de haber unanimidad a la hora de valorar lo último de Olivier Assayas, quizá por tratarse, precisamente, de un cineasta que no suele dejar indiferente a nadie. Abucheada por un sector de la crítica en Cannes, ovacionada por el público en el momento de su estreno, da la sensación de que Personal Shopper posee la rara habilidad de concitar las iras o la expectación, según el caso, de propios y extraños.
En honor a la verdad, hay que admitir que se hecha en falta un rumbo claro en el desarrollo argumental de la trama. ¿Qué ha pretendido Assayas?: ¿explicar una historia de ectoplasmas resabiados o, más bien, el vacío existencial que aflige a la asistente personal de una celebridad caprichosa? A juzgar por el título, tal vez lo segundo. Pero, entonces, ¿qué pinta su faceta de médium aficionada? ¿Cómo ligar dos temas en apariencia inconexos?
Demérito o virtud, lo cierto es que el realizador francés ha vuelto a incurrir en la misma indefinición que ya marcara su anterior trabajo, Clouds of Sils Maria (2014). Y eso es lo que, muy probablemente, enerva a tantos espectadores: la sensación de que se ha querido abarcar tal cantidad de cosas que, al final, se acaba apretando poco. Por no hablar de la escasa credibilidad que transmiten unos diálogos en los que se muestra continuamente a Maureen (Kristen Stewart) como
Con todo, no puede negarse la propensión del director a un eclecticismo que, en el caso concreto de la banda sonora, hace coincidir la música de la mística Hildegard von Bingen con la gélida voz de Marlene Dietrich o las sonoridades antiguas de la viola da gamba de Jordi Savall con la guajira del cubano Guillermo Portabales. No pega ni con cola, pero es lo que hay...
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