martes, 9 de mayo de 2017

El fácil triunfo (1965)




Título original: Walkower
Director: Jerzy Skolimowski
Polonia, 75 minutos, 1965

El fácil triunfo (1965)


Primera de las sesiones dedicadas en la Filmoteca de Catalunya a Martin Scorsese y las obras maestras del cine polaco. Presentan el acto Octavi Martí y Joanna Bardzinska, directora de la AVA Arts Foundation. En un principio, se trataba de una selección de veinticuatro películas, restauradas digitalmente, que tenía por objeto dar a conocer entre el público americano los títulos más destacados que se rodaron en Polonia durante la época comunista. Scorsese, no sólo renombrado director de Hollywood sino también doctor honoris causa por la Escuela de Lodz y acérrimo defensor de la preservación del patrimonio fílmico mundial, apadrina el proyecto.



Ocho de aquellos filmes son los que se presentan a partir de hoy en Barcelona y Walkower el que ha inaugurado las proyecciones. Se trata de una secuela de Rysopis, anterior trabajo que rodara el poeta y cineasta Jerzy Skolimowski y que, como éste, fue protagonizado por él mismo. De hecho, la historia que cuenta contiene no pocos elementos autobiográficos.



Lo más destacable de El fácil triunfo es su trepidante banda sonora jazzística a cargo de Andrzej Trzaskowski, música que condiciona el ritmo sincopado de las propias imágenes. De hecho, el jazz tuvo una presencia bastante notable en el cine polaco de aquel período (no hay más que recordar El cuchillo en el agua de Polanski). Y casi podría decirse lo mismo del gusto por los continuos movimientos de cámara, presente también en otras filmografías del Este europeo, como en el caso del húngaro Miklós Jancsó y sus larguísimos y complejos planos secuencia.



Esa inquietud es la que lleva al boxeador Andrzej Leszczyc, verdadero culo de mal asiento, a ir continuamente de aquí para allá, en compañía de la bella Teresa (Aleksandra Zawieruszanka), en busca de un sentido que llene la vacuidad de su existencia. En ese aspecto, son varias las ocasiones en las que dicho sentimiento se verá subrayado mediante los versos que se escuchan mientras el primer plano del rostro del protagonista ocupa la pantalla. Aunque ello no es óbice para que un peculiar sentido del humor lo impregne todo de principio a fin.


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