viernes, 12 de mayo de 2017

Nuevas mujeres (1935)












Título original: Xin nü xing / 新女性
Director: Cai Chuseng
China, 1935, 106 minutos

Nuevas mujeres (1935) de Cai Chuseng

Comentaba con un conocido a la salida de Xin nü xing que, a pesar de ser un simple folletín, la película tiene el interés de mostrar qué tipo de cine se hacía en la China prerevolucionaria de los años treinta. Y ahí es donde justamente vienen las sorpresas, porque, en consonancia con lo que decía Ricard Planas hace unos días a propósito de Cruce de caminos, el revisar estos filmes arroja una primera impresión de que se parecen bastante a lo que se estaba filmando en otras latitudes.

Nuevas mujeres, por ejemplo, contiene varios elementos que nos resultarán familiares. Tal es el caso de aquel codicioso editor que pretende sacar beneficios a costa de la novela escrita por la joven Wei Ming (una Lingyu Ruan que moriría el ocho de marzo de aquel mismo año con apenas veinticuatro primaveras). Por lo usurero de su actitud es fácil pensar inmediatamente en el Batala que Jules Berry encarnaría apenas un año más tarde en Le crime de Monsieur Lange a las órdenes de Renoir.

Aunque la mayor parte de elementos que se dan cita en este drama mudo parecen extraídos de la literatura folletinesca decimonónica: esas madrecitas de rostro compungido que lloran apenadas la enfermedad irreversible de su hija pequeña mientras se aferran a la cabecera de la cama; los prostíbulos de lujo a los que se verán arrastradas en su afán por obtener el dinero necesario para la curación milagrosa; los crápulas sin escrúpulos que acechan y acosan su casta virtud, cual buitre famélico...



Es curioso cómo en puntos diametralmente opuestos del globo la gente se dejaba encandilar por tópicos de un imaginario común, aun habiendo cristalizado en productos concebidos al amparo de una industria cinematográfica o editorial cuya difusión se limitaba a los circuitos locales. Lo cual vendría a demostrar que se trata de temas que, por así decirlo, flotaban en el ambiente, lo mismo en China que en Francia.

En cualquier caso, y a pesar de todo lo dicho, Xin nü xing encierra algunas estampas visualmente cautivadoras, como aquel plano que muestra las lágrimas de la protagonista cayendo en un vaso de té o la página de periódico dedicada a glosar las desventuras de la protagonista y que, tras ser arrastrada por el viento, pisoteará la multitud mientras las "nuevas mujeres" caminan juntas con la mirada puesta en un futuro mejor.

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