Título original: Ma Loute
Director: Bruno Dumont
Francia/Alemania/Bélgica, 2016, 122 minutos
La alta sociedad (2016) de Bruno Dumont |
A quienes ya tuvimos ocasión de ver la miniserie televisiva P'tit Quinquin no puede sorprendernos demasiado el nuevo trabajo del cineasta Bruno Dumont, puesto que el estrambótico y a veces excesivo método de interpretación que impone a sus actores vuelve a estar presente en Ma Loute (aquí titulada con el poco imaginativo La alta sociedad).
Pero, ¿qué está pasando en el cine francés que últimamente se interesa tanto por el canibalismo? Lo vimos en Raw y ahora en La alta sociedad... Pues nada: sencillamente lo mismo que sucede en el cine americano y en el de todas partes. Son modas, tan pasajeras como caprichosas. ¿O es que acaso en Bone Tomahawk (2015) el director S. Craig Zahler no ha hecho lo propio?
Sea como fuere, lo cierto es que el estilo desplegado por Dumont puede llegar a cansar a propios y a extraños, con un Fabrice Luchini que, si ya de por sí suele pecar de histriónico, ahora excede, con mucho, todos los límites del decoro interpretativo en su papel de patriarca de los Van Peteghem, esos acaudalados y cursis burgueses de 1910 que se maravillan ante la pintoresca belleza de los acantilados del Pas-de-Calais.
¿Son los Van Peteghem el equivalente fin de siècle de los Buendía de García Márquéz? Pues, ¿por qué no? Algo hay de realismo mágico en Ma Loute, donde las señoras también levitan sin razón aparente como sucedía con alguna de las heroínas de Cien años de soledad. Pero, más aún, es el universo del cómic lo que en realidad está muy presente, pues la inmensa mayoría de los personajes de La alta sociedad parecen salidos de una historieta de Tintín. Sobre todo la pareja de inspectores formada por Machin y Malfoy, tan similares en vestimenta o temperamento a Hernández y Fernández.
Pero, ¿qué está pasando en el cine francés que últimamente se interesa tanto por el canibalismo? Lo vimos en Raw y ahora en La alta sociedad... Pues nada: sencillamente lo mismo que sucede en el cine americano y en el de todas partes. Son modas, tan pasajeras como caprichosas. ¿O es que acaso en Bone Tomahawk (2015) el director S. Craig Zahler no ha hecho lo propio?
Sea como fuere, lo cierto es que el estilo desplegado por Dumont puede llegar a cansar a propios y a extraños, con un Fabrice Luchini que, si ya de por sí suele pecar de histriónico, ahora excede, con mucho, todos los límites del decoro interpretativo en su papel de patriarca de los Van Peteghem, esos acaudalados y cursis burgueses de 1910 que se maravillan ante la pintoresca belleza de los acantilados del Pas-de-Calais.
¿Son los Van Peteghem el equivalente fin de siècle de los Buendía de García Márquéz? Pues, ¿por qué no? Algo hay de realismo mágico en Ma Loute, donde las señoras también levitan sin razón aparente como sucedía con alguna de las heroínas de Cien años de soledad. Pero, más aún, es el universo del cómic lo que en realidad está muy presente, pues la inmensa mayoría de los personajes de La alta sociedad parecen salidos de una historieta de Tintín. Sobre todo la pareja de inspectores formada por Machin y Malfoy, tan similares en vestimenta o temperamento a Hernández y Fernández.
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