Director: Mario Camus
España, 1964, 90 minutos
No tenía miedo. No sentía el cuerpo. Estaba más ligero que nunca. Los aplausos le levantaban. Los llamó el árbitro al centro del ring. Les hizo las recomendaciones de costumbre y encareció la combatividad: eran profesionales. Volvió cada uno a su rincón.
"Tengo que ganar", pensó. Abrió la boca y el segundo le colocó el protector. "Tengo que ganar —pensó— para ellos. Tengo que ganar este combate para mi padre y su orgullo, para mi hermana y su esperanza, para mi madre y su tranquilidad. Tengo que ganar."
IGNACIO ALDECOA
"Young Sánchez"
Son muchas las películas ambientadas en el mundo del boxeo, aunque la inmensa mayoría, como es natural, proceden de Hollywood: Cuerpo y alma (Robert Rossen, 1947), El ídolo de barro (Mark Robson, 1949), Campeón (Franco Zeffirelli, 1979)... Y eso por no citar la saga de Rocky, claro. Sin embargo, los filmes de dicho género en el cine español son más bien escasos, siendo quizá Young Sánchez el ejemplo más destacable.
Producida por Iquino y dirigida en 1964 por un joven Mario Camus, este fue, de hecho, su segundo largometraje, tras Los farsantes. A partir del relato homónimo de Ignacio Aldecoa cuyo final encabeza esta entrada y protagonizada por Julián Mateos (al igual que Los atracadores de Rovira Beleta, que comentábamos hace algunas semanas), la película destaca por su estilo casi documental. De hecho, carece prácticamente de banda sonora y cuenta en su reparto con la participación de viejas glorias pugilísticas, como Luis Romero (el preparador) o Ermanno Bonetti (Paulino). Refleja, además, mediante la sobria fotografía de Víctor Monreal, la sordidez de ciertos ambientes barceloneses en los que transcurre la acción.
Julián Mateos, Young Sánchez |
Trama en la que, aparte de las accidentadas andanzas de Paco, resulta especialmente emotivo el personaje de El Conca, interpretado por Carlos Otero: típica promesa venida a menos, en su dorada decrepitud se debate entre apadrinar al joven Sánchez para evitar que cometa sus mismos errores o bien dejarse arrastrar por la funesta senda del alcoholismo.
Luis Romero encarna al preparador de Paco |
Ermanno Bonetti en el papel de Paulino |
En su intento de captar las diversas componendas que se llevan a cabo con tal de abrirse camino en un medio tan sumamente competitivo, Young Sánchez puede considerarse un film realista y, hasta cierto punto, incluso determinista. Sobre todo por la insistencia en subrayar cómo el inquietante Don Rafael se cruza fatídicamente en el camino de Paco para pervertir con sus promesas y combates amañados a la futura estrella del boxeo.
El actor Sergio Doré (izquierda) es el pérfido don Rafael |
Puede que los más de cincuenta años transcurridos desde su estreno le hayan restado algo de credibilidad a Young Sánchez, aunque sigue siendo un documento de primer orden para comprender cómo, en las grandes ciudades, muchos jóvenes de las barriadas populares veían en el deporte profesional la oportunidad ideal para huir de la miseria de su entorno.
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