Director: Rafael Gil
España, 1942, 80 minutos
El hombre que se quiso matar (1942) |
El primer largometraje dirigido por Rafael Gil fue esta adaptación de un disparatado relato de Wenceslao Fernández Flórez sobre un joven apocado que, no ocurriéndosele nada mejor para llamar la atención de sus semejantes, decide anunciar públicamente que tiene la intención de quitarse la vida.
Tanto la elección de Fernández Flórez como el elenco de actores que intervienen (Antonio Casal, Camino Garrigó, Xan das Bolas...) se repetirían en años venideros, confirmando el éxito de una de las carreras más prolíficas del cine español, con setenta filmes a sus espaldas.
En el caso que nos ocupa, la comicidad se consigue por aquello de que a los locos conviene darles la razón y, claro, al pobre Federico Solá se le abren todas las puertas con la tontería. Normal: para el tiempo que le queda... Así se van sucediendo los disparates uno tras otro, primero por lo patoso de sus intentonas suicidas y, más tarde, por lo descarado e incluso temerario de las opiniones que el arquitecto irá vertiendo por aquí y por allá.
En todo caso, se comprenderá que, conforme va teniendo éxito en su estrategia, Federico se envalentone y acabe por conseguir, a base de su desparpajo y pico de oro, no sólo el amor de Irene (Rosita Yarza) y un puesto en la empresa del padre de esta, el señor Argüelles (Manuel Arbó), sino una inmensa popularidad en toda la ciudad.
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