Título original: Loin des hommes
Director: David Oelhoffen
Francia, 2014, 101 minutos
Tras su debut en el largometraje en 2007 con Nos retrouvailles, el realizador francés David Oelhoffen vuelve de nuevo a las pantallas con una historia que se sitúa en la Argelia de 1954, justo en el inicio del conflicto bélico que desembocaría casi ocho años después en la independencia de aquel país.
Dos hombres muy distintos (Daru y Mohamed) verán unidos sus destinos a causa de unas circustancias adversas que les empujan a huir de sus respectivos hogares. El primero de ellos (interpretado por el actor Viggo Mortensen) es un maestro de escuela en una remota aldea del Atlas, hijo de españoles, antiguo combatiente en la Segunda guerra mundial y capitán en la reserva. La fidelidad a sus principios hará que proteja, hasta las últimas consecuencias, al prisionero que le ha sido confiado (un Mohamed al que da vida Reda Kateb, a quien recientemente pudimos ver haciendo de médico de guardia en Hipócrates). El delito del que se le acusa es haber matado a un hombre en su pueblo y Daru deberá escoltarlo hasta la ciudad más próxima para entregarlo a las autoridades.
Tal y como sucedía con los personajes protagonistas de Mandarinas (Zaza Urushadze, 2013), cinta ambientada en el conflicto georgiano, a veces el verse obligado a convivir con quien posee una cultura o credo diferente da lugar a curiosas mutaciones identitarias. En el caso de Lejos de los hombres, Daru confiesa que los árabes lo ven como un francés, mientras que los colonos franceses lo han tratado siempre como si fuese árabe. En todo caso, lo que está claro es que gracias a esa situación domina varios idiomas, con el enriquecimiento y amplitud de miras que ello conlleva. Quizá esa sea la razón de que se acabe apiadando de Mohamed, quien, dicho sea de paso, también evolucionará a raíz de su contacto con Daru.
La belleza indómita de la Kabilia se muestra en todo su esplendor durante el duro periplo que ambos hombres se verán obligados a recorrer: vastos paisajes montaraces en los que, soportando las inclemencias del tiempo, la vida puede esfumarse en cuestión de segundos por culpa de alguna bala perdida. Algo en lo que ya ahondaron anteriormente otras películas centradas en el mismo o similares conflictos, como por ejemplo De dioses y hombres (Xavier Beauvois, 2010) o la más reciente Timbuktú (Abderrahmane Sissako, 2014).
La envolvente banda sonora, otro de los alicientes del filme, ha corrido a cargo de Nick Cave y Warren Ellis, todo un lujo que no hace más que incrementar el interés de un filme extremamente hermoso.
Mohamed (Reda Kateb) y Daru (Viggo Mortensen) son detenidos |
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