martes, 13 de agosto de 2024

El cuarto poder (1952)




Título original: Deadline - U.S.A.
Director: Richard Brooks
EE.UU., 1952, 87 minutos

El cuarto poder (1952) de Richard Brooks


Título mítico en torno al mundo del periodismo, Deadline - U.S.A. (1952) contiene diálogos incisivos con réplicas geniales de esas que destilan inteligencia y humor a partes iguales. No en vano, el título español de la cinta, El cuarto poder, denota la trascendencia que se le suele atribuir a la prensa por su capacidad para influir sobre la opinión pública.

El equipo humano que integra la plantilla del The Day asiste con estupor a la compra inminente del diario por parte de la competencia, lo cual supondrá en la práctica, todo el mundo lo sabe, la desaparición del rotativo. Sin embargo, ahí está su redactor jefe, Ed Hutcheson, magistralmente interpretado por Humphrey Bogart, para demostrar que todavía siguen vigentes los ideales que llevaron a la creación de un periódico encargado de hacer que siempre prevalezca la verdad.

"Leche: esto podría provocarme una segunda niñez..."


Independientemente de lo que sería la propia trama de la película, el telón de fondo sobre el que giran los hechos descritos dibuja un escenario en el que la defensa a ultranza de la ética periodística pretende alertar de los peligros a los que quedaría expuesto un mundo sin medios de comunicación libres. O dicho con otras palabras: de cómo la democracia es inviable sin una información veraz. Por eso es tan importante que el The Day, diario de tradición progresista, no caiga en manos del corrupto Rienzi (Martin Gabel), un poderoso capo mafioso que utiliza la intimidación y la violencia para proteger sus intereses.

Aun así, y al margen de los intríngulis de una profesión capaz de desenmascarar las conexiones entre el poder y el crimen organizado, es la parte humana la que acaba prevaleciendo en el retrato de unos profesionales que, como en el caso de Hutcheson, se resisten a admitir que la que fuera su esposa (Kim Hunter) esté a punto de contraer matrimonio con un distinguido petimetre. A fin de cuentas, parafraseando las sabias e irónicas palabras de la venerable viuda Garrison (Ethel Barrymore), no resulta nada fácil estar casada con un periodista, alguien que sólo dispone de tiempo para amarte entre edición y edición.



4 comentarios:

  1. Un brillante ejemplo de cine clásico americano, donde el mensaje está perfectamente integrado con la peripecia individual.

    Un abrazo.

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    1. Efectivamente. Y eso es lo que la hace tan emotiva.

      Un abrazo.

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  2. Entre los distintivos del cine de Richard Brooks está, como apuntas, el de unos brillantes y punzantes diálogos, sobre todo porque solía elegir (cuando se lo permitían) temáticas que los necesitaban.
    Aquí estamos ante un enérgico drama de ambiente periodístico con desviaciones al cine negro. Su notable fuerza expresiva pone el pie sobre parcelas de arriesgado tránsito en aquellos días de cine amedrentado por las cribas y persecuciones mccarthystas. Tal vez por esa razón debamos disculpar que la película resulte, por momentos, un pelín discursiva.
    Un saludo.

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    1. Me gusta lo que comentas sobre el ligero toque de cine negro que tiene la puesta en escena. Por lo demás, se puede afirmar que, en aquellos momentos, era una película necesaria, aunque me temo que hoy en día también.

      Saludos.

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