domingo, 17 de julio de 2022

Una lección de amor (1954)




Título original: En lektion i kärlek
Director: Ingmar Bergman
Suecia, 1954, 92 minutos

Una lección de amor (1954) de Bergman


Tenemos tan asumida la imagen del Bergman profundo y metafísico, autor de sesudas divagaciones en torno a la vida y la muerte, que a menudo se nos pasa por alto el hecho de que el cineasta sueco también dirigió comedias. Tal vez por ello, y pese a tratarse de una película notable, En lektion i kärlek (1954) no figura entre los títulos más célebres de su filmografía. 

Lo primero que llama poderosamente la atención de su argumento, acostumbrados a los tabúes y prejuicios imperantes en la mayor parte de sociedades meridionales, es la desinhibición con la que se aborda el tema del adulterio, algo que desde la óptica de un país de tradición luterana no debía de parecer tan grave. Pero el caso es que los personajes hablan abiertamente de los amantes e infidelidades que unos y otros cometen. Se trata, en ese aspecto, de una cinta que hace gala de un sentido del humor frívolo, motivo por el que los títulos de crédito van encabezados con la advertencia de que se trata de "una comedia para adultos".



Por lo demás, Gunnar Björnstrand interpreta a un ginecólogo, medio malicioso y medio sabio despistado, muy en la línea de los papeles que solía encarnar Cary Grant en el Hollywood de aquel entonces. No obstante, su mujer Marianne (Eva Dahlbeck) no le va a la zaga en cuanto a osadía y hace ya tiempo que entabló una relación amorosa con el mejor amigo de su marido, un escultor llamado Carl-Adam (Åke Grönberg) que vive en Copenhague.

Aparte del atrevimiento con el que son descritas las desavenencias conyugales, resulta igualmente destacable la modernidad de la que padres e hijos hacen gala en su forma de relacionarse. Así pues, Nix (Harriet Andersson) no sólo le habla sin tapujos a su padre a propósito de los escarceos amorosos que éste mantiene con las pacientes que acuden a su consulta, sino que le llega a plantear la posibilidad de cambiar de sexo, ya que, según dice, "está cansada de ser mujer". En cualquier caso, resulta interesantísimo comprobar cómo las monumentales discusiones maritales que Bergman sabrá retratar en el futuro, por ejemplo en Secretos de un matrimonio (1974), tenían ya en esta película un precedente en clave cómica.



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