domingo, 13 de septiembre de 2020

La verdad sobre el caso Savolta (1980)




Director: Antonio Drove
España/Italia/Francia, 1980, 120 minutos

La verdad sobre el caso Savolta (1980)
de Antonio Drove

Porque sólo cuando las verdades resplandezcan y los más iletrados tengan acceso a ellas, habremos alcanzado en España el lugar que nos corresponde en el concierto de las naciones civilizadas, a cuyo progreso y ponderado nivel nos han elevado las garantías constitucionales, la libertad de prensa y el sufragio universal.

Eduardo Mendoza
La verdad sobre el caso Savolta

Antes de convertirse en autor de exitosas novelitas humorísticas (de las que Sin noticias de Gurb sería, ciertamente, el ejemplo paradigmático), Eduardo Mendoza debutó como narrador con una recia novela histórica que relataba la convulsa época del pistolerismo en la Barcelona de principios del siglo XX. Un período de fuertes tensiones entre la patronal y la clase obrera que el autor catalán inmortalizó bajo el sensacionalista título de La verdad sobre el caso Savolta.

Cinco años después de su publicación, el añorado director Antonio Drove (1942-2005) fue el encargado de llevar a la pantalla la versión cinematográfica, poniéndose al frente de una coproducción a tres bandas entre España, Francia e Italia y en cuyo elenco brillaban figuras de cada uno de esos países: José Luis López Vázquez, en el papel de periodista revolucionario; Charles Denner, como agente sibilino a las órdenes del capital y de sí mismo; Omero Antonutti, encarnando al patrón propietario de la fábrica…



Sin embargo, por más que Domingo Pajarito de Soto (López Vázquez) denuncie con artículos incendiarios, a través de las páginas de La voz de la justicia, la explotación del proletariado; por mucho que Savolta (Antonutti) sufrague los sicarios que siembran el terror entre sus propios obreros; al margen de que Lepprince (Denner) maneje los hilos de la empresa hasta hacerse con el control de la misma, lo cierto es que el verdadero telón de fondo no es otro sino cómo la industria armamentista local sacó tajada de la "neutralidad" española, vendiendo armas a uno y otro bando, durante la Primera Guerra Mundial. De ahí que el movimiento anarquista se organizase para hacer frente a los atropellos de una alta burguesía sin escrúpulos, como queda patente en la escena en la que la plantilla al completo, desde la sala de máquinas, clama reiteradamente "¡Asesinos! ¡Asesinos!" contra la gerencia de la factoría.

Marcado tono reivindicativo, el elegido por Drove, que enlaza de pleno con un determinado tipo de cine social muy en boga por aquellos años cuyos títulos más próximos a éste serían, por ejemplo, Sacco e Vanzetti (1971) de Giuliano Montaldo o La classe operaia va in paradiso (1971) de Elio Petri. Lástima que su Savolta, quizá por razones derivadas de un rodaje complejo, repleto de contratiempos, pierda fuelle a medida que avanza la acción hasta desembocar en un desenlace insulso, en el que una voz en off sin identificar se limita a ir comentando viejas imágenes de archivo que ratifican, punto por punto, lo que Lepprince vaticinó un día al abúlico Miranda (Ovidi Montllor).


2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Hace bastante tiempo que la vi pero recuerdo bien la trama y sus personajes. Por cierto, ya que mencionas a Sacco e Vanzetti, que seguro que la conoces:
    https://www.youtube.com/watch?v=HNKPUuxaLRE
    Saludos!

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    1. Gracias por el enlace, Fran. Aunque mi versión preferida de la canción es la de Moustaki (en francés).

      Saludos.

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