Título original: Bruc. La llegenda
Director: Daniel Benmayor
España, 2010, 88 minutos
Bruc: El desafío (2010) de Daniel Benmayor |
Si hace unas semanas comentábamos La leyenda del tambor (1981), hoy le toca el turno a otra película que retoma la figura del timbaler del Bruc. Sólo que el filme dirigido hace una década por Daniel Benmayor vendría a ser una especie de secuela, ambientada varios años después de aquel célebre episodio, supuestamente acaecido durante la invasión napoleónica, en el que un chaval, vecino de Santpedor, fue capaz de ahuyentar él solito, con la única ayuda de la reverberación causada por el redoble de sus baquetas, a toda una columna del ejército francés.
Sin embargo, y pese a tratarse de un filme de época, Bruc bebe de unos referentes que no son, forzosamente, los del cine histórico, haciendo gala de lo que serían elementos habituales de una cinta de acción, en la línea de títulos como, por ejemplo, El cazador (The Deer Hunter, 1978) de Cimino o la propia Apocalypse Now (1979) de Coppola. Así pues, el personaje interpretado por Juan José Ballesta no difiere gran cosa de lo que hubieran hecho un Robert De Niro o el mismísimo Stallone en el contexto de una producción ambientada, pongamos por caso, en plena guerra de Vietnam.
En ese sentido, ver al actor con la cara y el cuerpo embadurnados de negro conecta de lleno con dicho subgénero cinematográfico, por más que nuestra decimonónica Guerra de Independencia no parezca, a priori, el marco idóneo para un espectáculo del siglo XXI. Con todo y con eso, unas localizaciones espectaculares, entre las que destacan la omnipresente montaña de Montserrat o las entrañas de las cuevas de Collbató (más algún que otro retoque digital con la ayuda del croma), aportan la fastuosidad necesaria. Como no podían faltar, tratándose de un producto genuinamente adrenalínico, una legión de especialistas encargados de las escenas de riesgo. Porque otra cosa no, pero caídas por precipicios y explosiones aparatosas hay unas cuantas...
En ese sentido, ver al actor con la cara y el cuerpo embadurnados de negro conecta de lleno con dicho subgénero cinematográfico, por más que nuestra decimonónica Guerra de Independencia no parezca, a priori, el marco idóneo para un espectáculo del siglo XXI. Con todo y con eso, unas localizaciones espectaculares, entre las que destacan la omnipresente montaña de Montserrat o las entrañas de las cuevas de Collbató (más algún que otro retoque digital con la ayuda del croma), aportan la fastuosidad necesaria. Como no podían faltar, tratándose de un producto genuinamente adrenalínico, una legión de especialistas encargados de las escenas de riesgo. Porque otra cosa no, pero caídas por precipicios y explosiones aparatosas hay unas cuantas...
¿Y quién estuvo detrás de semejante portento? Pues, entre otros, el avispado productor catalán Edmon Roch, apostando por un producto poco frecuente en la industria cinematográfica local y que, al estar rodado parcialmente en francés y con la participación de actores de aquel país (Vincent Pérez, Nicolas Giraud, Astrid Bergès-Frisbey, Justin Blanckaert...), permitía su distribución a nivel europeo. Por no hablar del mediático Santi Millán, en el papel del renegado (y tuerto) De la Mata, cuya presencia debía servir de aliciente para el mercado nacional, lo mismo que la voz de Beth (finalista de la segunda edición de OT y representante española en Eurovisión 2003) como intérprete del tema central de la banda sonora.
Parece una película muy extraña. Y la historia muy inverosímil aunque sea algo histórico aparentemente. Saludos
ResponderEliminarMás que "extraña", yo diría que es insólita, aunque muy entretenida. En todo caso, el despliegue de medios que se llevó a cabo para su rodaje fue considerable.
EliminarSaludos.