martes, 8 de septiembre de 2020

¡Ay, Carmela! (1990)




Director: Carlos Saura
Epaña/Italia, 1990, 102 minutos

¡Ay, Carmela! (1990) de Carlos Saura

Basta, Carmela: no discutamos más. Pero, entérate: yo soy un cantante. Sin suerte, es verdad, pero un cantante. Y los pedos son lo contrario del canto, ¿comprendes? Los pedos son el canto al revés, el arte por los suelos, la vergüenza del artista... Y si uno lo olvida, o no lo quiere ver, o lo sabe y le da igual, y se dice: «A la gente le gusta, mira cómo se ríen, a vivir de los pedos... o de lo que sea», entonces, entonces, Carmela, es... es... pues, eso: la ignominia...

José Sanchis Sinisterra
¡Ay, Carmela!

"¡Carmela y Paulino; varietés a lo fino!" Así se anuncia dicha pareja antes de cada espectáculo. Quienes, en compañía del sigiloso Gustavete, integran la troupe protagonista en esta libre adaptación de la pieza teatral homónima (en dos actos y un epílogo) del dramaturgo José Sanchis Sinisterra. Ella (Carmen Maura) lo mismo baila al son de "Mi jaca" que enfunda sus carnes orondas con los colores de la bandera patria; él (Andrés Pajares) recita los versos que Antonio Machado dedicara al general Líster o hace gala, por aclamación popular, de sus habilidades aerofágicas. Del pobre Gustavo (Gabino Diego), personaje inexistente en la obra de teatro, sólo se puede decir que vendría a ser la versión pobre de Harpo Marx.

Reescrita para la pantalla por el guionista Rafael Azcona en colaboración con el propio Saura, la trama de la película se asienta firmemente en el presente histórico de los protagonistas, en plena Guerra civil, mientras que la fuente dramática en la que se basa utilizaba, como principal recurso expresivo, el supuesto diálogo de Paulino, plagado de flashbacks, con el fantasma de Carmela. Lo cual, unido a la condición de ¡Ay, Carmela! de cinta coproducida entre España e Italia, contribuyó a que en el filme cobrasen mayor relevancia personajes y aspectos vinculados con aquel país, cuna del fascismo.



Aunque, para los espectadores de 1990, el principal aliciente de ¡Ay, Carmela! no fue tanto su argumento, sino el hecho de que permitiese a Andrés Pajares demostrar sus excelentes dotes interpretativas, haciendo su entrada por la puerta grande (Goya a la mejor interpretación incluido) en el cine "serio", que tendría su continuidad, en años sucesivos, con títulos como Bwana (1996) de Imanol Uribe.

Puede que la historia de unos cómicos de la legua republicanos que acaban accidentalmente en zona nacional adolezca de poca verosimilitud (sobre todo en su tramo final) e incluso de un tratamiento argumental y de los personajes un tanto maniqueo. En todo caso, y al margen de que se trate de una producción de encargo, supervisada por Andrés Vicente Gómez, lo cierto es que ¡Ay, Carmela! se cuenta entre los títulos más populares y premiados de la filmografía de su director.


4 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Como bien apuntas la interpretación de Pajares nos dejo a mas de uno sorprendidos. La recuerdo muy bien, lo primero que hice al salir del cine aquel día fue ir a la tienda de discos a encargar la bso, en cinta de casete...
    Saludos!

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    1. Pues hace treinta años de todo aquello, Fran. O sea que tienes buena memoria. A mí me recuerda a cuando estudiaba en la facultad. O a cuando vino a presentarla el propio Carlos Saura, a principios de 2012, a la nueva sede de la Filmoteca de Catalunya. En todo caso, se trata de una obra muy entrañable para mucha gente.

      Saludos.

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  2. Uno de los títulos más accesibles de Saura y con notables interpretaciones de todo el elenco.

    Por cierto, me gustó mucho "Estoy pensando en dejarlo", como podrás deducir del post que le dedico (sin demasiados espoilers).

    Un abrazo.

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    1. Sí, aunque, comparada con la pieza teatral, más rompedora y minimalista, la puesta en escena de Saura resulta un tanto convencional. De ahí que esté muy bien utilizado el adjetivo "accesible" que utilizas para referirte a ella.

      P.D.: Leí tu entrada sobre la última de Kaufman. Yo aún no he tenido oportunidad de verla.

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