domingo, 27 de septiembre de 2020

Río abajo (1984)




Título original: On the Line
Director: José Luis Borau
España/EE.UU./Australia, 1984, 102 minutos

Río abajo (1984) de José Luis Borau


De no haberse producido el calvario que supuso sacar adelante Río abajo, en términos de financiación y precarias condiciones de rodaje, es muy probable que el resultado final hubiese sido sensiblemente mejor. Pero así de azarosa fue la trayectoria profesional de José Luis Borau (1929-2012), cineasta de filmografía tan escueta (apenas nueve largometrajes) como inclasificable.

En todo caso, y al margen de dichas limitaciones, la película plantea una serie de temas que la hacen especialmente interesante desde el punto de vista narrativo, con continuas idas y venidas a uno y otro lado de la frontera entre Estados Unidos y Méjico, amén del tratamiento que reciben los personajes ya desde el propio guion (obra de Borau y de la escritora norteamericana Barbara Probst Solomon), dotándolos de unas motivaciones esencialmente pasionales.



De la misma forma que en Furtivos (1975) el bosque adquiría un protagonismo de connotaciones simbólicas, aquí sucede un tanto lo mismo con la línea divisoria de un entorno fluvial alrededor del que pululan traficantes, patrulleros y las prostitutas del club Papillon. Un enclave casi de wéstern crepuscular, marcado por las viejas rencillas entre el renegado Bryan (David Carradine) y el obsesivo Mitch (Scott Wilson), en el que el instinto de supervivencia se impone a menudo al ejercicio de la ley. Sólo falta que el novato Chuck (Jeff Delger) se encapriche de la bella Engracia (Victoria Abril), igualmente pretendida por el ya mencionado Mitch, para completar un sólido drama coral a la antigua usanza.

En definitiva, si hay algo que queda claro tras haber visto Río abajo es lo absurdo de los límites fronterizos e incluso de las mismísimas nacionalidades. En ese sentido, el filme tiene bastante de alegato contra las condiciones infrahumanas a las que son expuestos los espaldas mojadas que se atreven a cruzar las aguas del Río Grande: una verdadera cacería en la que las avionetas de la Border Patrol sobrevuelan la superficie con el ánimo de amedrentar a los emigrantes clandestinos. De ahí que se insista, dado el escaso valor de la vida, en que "todo cuanto arrastra la corriente no es de nadie". Aunque se trate de algún que otro cadáver...



4 comentarios:

  1. Me gustó esta película. Además, sale Scott Wilson, el de "A sangre fría".

    Un abrazo.

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  2. Hola Juan!
    Pues no la conocía. En esas fronteras se quedan muchos sueños por el camino, las penurias y dificultades que sufren quienes tratan de buscar un futuro mejor ponen los pelos de punta.
    Saludos!

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    1. Ciertamente, Fran. El tema no sólo sigue, por desgracia, vigente, sino que la situación no tiene pinta de que vaya a mejorar.

      Saludos.

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