lunes, 21 de septiembre de 2020

La miel (1979)




Director: Pedro Masó
España, 1979, 100 minutos

La miel (1979) de Pedro Masó


A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron,
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otras dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.

Félix María Samaniego
"Las moscas"

Producto de unas circunstancias ligadas a la particular situación política e histórica que atravesaba el país, el cine de Pedro Masó (1927-2008) supo responder a la demanda, por parte del público de aquel entonces, de un tipo de películas que fuesen más allá de la simple comedia intrascendente de situación que tanto se estilaba en nuestra cinematografía. 

Tal sería el caso, por ejemplo, de La miel (1979), coescrita junto a Rafael Azcona y cuyo planteamiento refleja, a grandes rasgos, la evolución que la sociedad española de finales de los setenta experimentaba, a marchas forzadas, cuando justo estaba saliendo del largo túnel de la dictadura. De ahí que el filme deje traslucir una cierta vocación sociológica al presentar a unos personajes que se debaten entre lo supuestamente moderno (las salas de bingo, las boutiques, los restaurantes caros…) y lo manifiestamente anticuado (la enseñanza religiosa, la nostalgia tardofranquista, la urbanidad y buenos modales...).



Aun así, ver a López Vázquez en el papel de viejo profesor solterón que vive con una hermana tan dominante como cascarrabias y algo flatulenta (interpretada por Amelia de la Torre) tiene poco de sorprendente en relación con su trayectoria anterior. No nos engañemos: aquí el verdadero soplo de aire fresco reside en la presencia de una radiante Jane Birkin, musa en su día de Serge Gainsbourg y ahora sex symbol que encarna a una prostituta de lujo y madre soltera del pillastre Paco (Jorge Sanz en su debut cinematográfico).

Caracteres antitéticos que forman una pareja de lo más inverosímil. A fin de cuentas, ¿por qué habría de enamorarse una mujer de bandera como Inés de un tipo rancio, ridículo y algo monacal como don Agustín? ¿Soportará mucho tiempo el exseminarista los devaneos de la moza, supuestamente "platónicos", con el libidinoso don Jaime (Guillermo Marín)? Sin embargo, el milagro se obra, como si tal cosa, dando lugar a una notable metamorfosis en la fisonomía del susodicho, quien, al igual que el olmo machadiano, reverdece a la vejez dejándose engatusar por unos cantos de sirena que bien pudieran representar para él una perdición equiparable a la de las moscas de la fábula.



2 comentarios:

  1. Que tal Juan!
    Estas películas me retrotraen a los lejanos 70, añorados y odiados apartes iguales. Tengo dudas de si he visto esta película (la edad no perdona...jeje), eso si, por Jane Birkin vendo mi alma al diablo y lo que haga falta... Además de la bella Jane me llama la atención la foto a la izquierda de lo que parece ser un encierro de San Fermines.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues es verdad: no había reparado en ese detalle. ¡Qué observador que eres, Fran!

      Saludos.

      Eliminar