miércoles, 2 de septiembre de 2020

El luchador (2008)




Título original: The Wrestler
Director: Darren Aronofsky
EE.UU./Francia, 2008, 109 minutos

El luchador (2008) de Darren Aronofsky


Rock duro y recortes de prensa de una vieja gloria de la lucha libre presiden los créditos iniciales de The Wrestler recreando la euforia propia de los combates más memorables. Que, una vez finalizados, contrastan con el silencio imperante en un vestuario de mala muerte y la efigie sentada, de espaldas, de su único ocupante. Veinte años después de su época gloriosa, Randy "The Ram" es apenas una ruina humana, un adicto a los esteroides que arrastra lo que queda de él por los cuadriláteros de segunda de la América profunda.

Pocas veces en la historia del cine se ha dado una simbiosis tan exacta entre actor y personaje, hasta el extremo de que pudiera considerarse que muchos de los aspectos abordados en esta película, y que le valieron a Mickey Rourke la candidatura al Óscar a mejor actor, son o podrían pasar por autobiográficos.



Volviendo a la crudeza que tan buenos resultados le diera en Requiem for a Dream (2000), Darren Aronofsky planteaba, con su habitual maestría, el lado humano que se oculta tras la fiereza del luchador profesional, entrañablemente patético en su actual condición de juguete roto. Y lo mismo podría decirse de la stripper exuberante, ya de una cierta edad (Marisa Tomei, también candidata a la preciada estatuilla por su papel), tras cuyas curvas de vértigo se esconde una madre soltera que planea dejar las contorsiones sobre la barra y las bromas groseras de los clientes para retirarse a una idílica hacienda en compañía de su hijo de nueve años.

A pesar de la sordidez que preside el día a día de los personajes, y es ahí posiblemente donde reside el principal atractivo de la cinta, lo que acaba por imponerse, sin embargo, es la ternura del hombre que lucha por recuperar la faceta de padre que nunca supo ejercer. O el cariño que se demuestran entre ellos los en apariencia brutales combatientes mientras ensayan sus números antes de saltar a la palestra. Detalles de humanidad, habitualmente eclipsada por los focos de un estrellato pasajero, que muestran el reverso más cálido de su burda imagen pública.


6 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Nadie podría haber dado vida a ese personaje como lo hizo Rourke. Hace algún tiempo volví a verla y me sigue pareciendo magnifica. Por cierto, donde quedan aquellas noches con el actor y Poli Diaz...
    Saludos!

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    1. Ignoro a qué episodio nocturno te refieres, pero me da a mí que el tal Poli Díaz es un personaje bastante menos fiable que el protagonista de esta película.

      Saludos.

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  2. Para mi gusto, la mejor de Aronofsky.

    Un abrazo.

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    1. Coincidimos: para mí también (al menos de momento).

      Un abrazo.

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  3. ¡Qué mes de reseña vienes teniendo, Juan!
    Me gustan todas las que fuiste reseñando. De este film me gustó que te muestra el otro lado de estos personajes, la decadencia, el vivir siempre enganchado con otra época, los problemas familiares, pero no queda en esa faceta, te muestra la lucha del día a día por tratar de romper con eso.

    Abrazos!

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    1. En efecto: el protagonista tiene ese punto decadente que lo hace entrañable a ojos del espectador, a pesar de lo brutal de su disciplina.

      Saludos.

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