miércoles, 13 de mayo de 2020

El hombre elefante (1980)




Título original: The Elephant Man
Director: David Lynch
Reino Unido/EE.UU., 1980, 124 minutos

El hombre elefante (1980) de David Lynch

Unir dos nombres a priori tan antitéticos como los de David Lynch, que tres años antes había debutado, en lo que a dirección de largometrajes se refiere, con la críptica Eraser Head (1977), y Mel Brooks dio como resultado un filme excepcional, a ratos inquietante y en todo momento entrañable. Poco importa si explica una historia real o si su protagonista debía someterse a arduas sesiones de maquillaje que se podían prolongar durante siete y hasta ocho horas. Porque lo esencial en The Elephant Man es, sin duda, su carácter alegórico. ¿Quién no se ha sentido tratado alguna vez como John Merrick? ¿Pudo Lynch, cineasta underground y, hasta cierto punto, incomprendido, identificarse con él?

De rodarse hoy en día un remake es más que probable que se lo encargaran a Tim Burton, otro director que ha demostrado una especial predilección por los seres inadaptados y aun deformes. Aunque si hay una referencia cuya sombra planea de principio a fin sobre la película ésa es, por supuesto, La parada de los monstruos (Freaks, 1932) de Tod Browning: clásico indiscutible, del que la cinta que nos ocupa vendría a ser una especie de puesta al día oficiosa.



De hecho, hay un momento en el que el propio doctor Treves (Anthony Hopkins), visiblemente preocupado, se pregunta si, en el fondo, no estará actuando él mismo como el cruel Bytes (Freddie Jones), convirtiendo a su protegido en una sofisticada atracción para la alta sociedad victoriana, de igual modo que su rostro desfigurado había sido antes exhibido en las inmundas ferias de los suburbios londinenses.

En la línea del Jean Itard de L'enfant sauvage (1970), Treves luchará contra los escrúpulos de quienes únicamente juzgan a Merrick por su apariencia, procurando demostrar, ante todo, que se trata de un ser inteligente y sensible en extremo. Algo que no siempre parece factible en un mundo en el que, como dice Merrick, "la mayoría de la gente siente pánico de lo que no es capaz de entender".


6 comentarios:

  1. Otra que no puedo ver entera sin romper a llorar.

    Un abrazo.

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    1. Vaya, Ricard: últimamente te estoy tocando mucho la fibra, ¿verdad? Es lo que tienen estos días de confinamiento, que uno se pone nostálgico y tira de DVD hasta que lleguen tiempos mejores.

      Saludos

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  2. Hola Juan!
    Es una de esas películas que no te deja indiferente. Creo haber leído que Mel Brooks no quería aparecer en los créditos para que la gente no pensara que se trataba de una especie de comedia.
    Me temo que el día menos pensado nos sorprenden con una nueva versión...
    Saludos!

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    1. Correcto: así es. Aunque si volvieran a hacerla dudo que igualara la emotividad que alcanza esta versión.

      Un abrazo

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  3. La recuerdo como una película muy dura, fue difícil salir indemne de ella. Tendría que repasarla para ver si puedo encontrar algo que la primera vez fue cubierto por la cortina de tristeza

    Abrazos!

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    1. Y, sin embargo, es una película de enorme belleza y ternura: las que lleva John Merrick en su interior.

      Saludos.

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