domingo, 10 de mayo de 2020

E.T. El extraterrestre (1982)




Título original: E.T. the Extra-Terrestrial
Director: Steven Spielberg
EE.UU., 1982, 115 minutos

E.T. El extraterrestre (1982)
de Steven Spielberg

Independientemente de las reticencias que su cine pueda suscitar entre algunos sectores, de lo que no cabe la menor duda es del buen olfato de Steven Spielberg para llegar al público. Sobre todo en un período en el que la industria necesitaba reinventarse continuamente. Con E.T., por ejemplo, ponía sobre la mesa una evidencia que, a principios de los ochenta, era ya ineludible: ¿a quién hay que atraer a las salas? ¿Al público adulto...? Por supuesto que no, si se tiene en cuenta que esa franja de edad llevaba mucho tiempo, para entonces, prefiriendo la pequeña a la gran pantalla.

A este respecto, el filme que nos ocupa está concebido, de principio a fin, para agradar a los niños (y, de paso, a los mayores que los acompañarán de la mano o, más tarde, alquilarán el vídeo para verlo en familia). Así pues, no sólo sus protagonistas son menores, sino que ni siquiera se muestra el rostro de los pocos adultos (el profesor, el agente de policía...) que intervienen (fugazmente) en la trama. Excepción que rompen la madre (Dee Wallace) y el personaje de Peter Coyote para cumplir una norma que, por lo demás, se sigue bastante a rajatabla.



De ahí la importancia que adquiere la escena en la que la madre, a fin de cuentas tan vulnerable como sus hijos, dada su condición de mujer abandonada por el marido, le está leyendo a Gertie (Drew Barrymore) un pasaje de Peter Pan antes de ir a dormir. O la apariencia aniñada, tanto en estatura como en ademanes, del propio extraterrestre. Detalles que el celebérrimo paseo aéreo en bicicleta, rumbo a un indeterminado Nunca Jamás cósmico, no hace sino subrayar aun con mayor énfasis.

"¡Mi casa!", "¡Teléfono!" son hoy coletillas que han pasado a la posteridad hasta alcanzar la categoría de fenómeno sociológico. No quedó nadie por ver una película sobre un alienígena extraviado que más parece una mascota y un niño llamado Elliott (Henry Thomas) que lo acoge en su casa para protegerlo del deshumanizado equipo de científicos que pretende analizarlo. Una popularidad que los subsiguientes reestrenos conmemorativos no han hecho sino acrecentar hasta convertir a E.T. en un clásico moderno: mainstream y sin aristas, como casi todo lo que hace Spielberg, pero clásico al fin y al cabo.


4 comentarios:

  1. El hecho de adoptar (incluso en relación a los encuadres) el punto de vista de los niños me parece el mayor acierto de un film irreprochable y -tal vez- irrepetible.

    Un abrazo.

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    1. Por descontado, si bien en algunos momentos (como las escenas de la nave espacial, que podrían recordar a "Encuentros en la tercera fase") parece que se quiera caricaturizar a sí mismo.

      Saludos

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  2. Hola Juan!
    Poco que añadir a tu estupenda reseña. Si la anterior de Spielberg fue todo un acontecimiento esto como bien apuntas se convirtió en un fenómeno social, aquellos "mi casa"/"teléfono" se repetían constantemente... La cara del alienigena todavía es visible en alguna de esas atracciones de feria, eso si, con algunas variaciones dependiendo del artista...jeje
    Si me permites un par de apuntes, seguro que conoces la canción de "Enrique y Ana", a decir verdad el estribillo no estaba nada mal:
    https://www.youtube.com/watch?v=1hyF98W5Xmc
    Los Hermanos Calatrava participaron en una "pelicula" (eso debe de ser una tortura...), el titulo ya lo dice todo, "El E.T.E y el OTO" (1983)...
    Venga, saludos y feliz semana!

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    1. Hola, Fran:

      A decir verdad, más que la canción de Enrique y Ana, a mí la que me marcó fue la de Popitos: https://www.youtube.com/watch?v=fxmj78ZwqCo

      No he tenido el gusto de ver la película de los Calatrava, aunque sabía de su existencia y las fotos que circulan por internet dan fe de su enorme calidad artística.

      Saludos

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