martes, 5 de mayo de 2020

Big (1988)




Directora: Penny Marshall
EE.UU., 1988, 104 minutos

Big (1988) de Penny Marshall


Tal y como veíamos ayer al comentar Ghost, el encanto de estas películas ochenteras radica en su habilidad para hacer que lo fantástico irrumpa en lo cotidiano como si tal cosa. Alterando una normalidad que los personajes intentarán restablecer por todos los medios, no sin antes experimentar profundos cambios en lo personal, de los que saldrán fortalecidos cuando las aguas vuelvan a su cauce.

Tras haber debutado en la dirección de largometrajes con Jumpin' Jack Flash (1986), la actriz y realizadora Penny Marshall (1943–2018) afrontaba su segunda película con el reto de hacer verosímil que un chaval de doce años se despierte una mañana habiéndose transformado en... Tom Hanks. Fueron muchos los intérpretes que habían rechazado previamente ese papel (De Niro, Travolta, Harrison Ford...), aunque el actor, como volvería a demostrar algunos años después en Forrest Gump (1994), posee un encanto especial para meterse en la piel de un niño.



En ese orden de cosas, también merece una mención especial la evolución que experimenta a lo largo del relato el personaje de Susan (Elizabeth Perkins), sofisticada ejecutiva, en un principio, cuya agresividad se irá paulatinamente suavizando conforme avance su relación con el tierno Josh (Hanks).

Narrada como si de una fábula se tratase, mediante la prodigiosa intervención del "mago" Zoltar, Big se benefició, sin duda, de la particular sensibilidad de su directora, capaz de llegar al fondo de la cuestión en una cinta que, además de ser un mero blockbuster para el entretenimiento, planteaba cuestiones tan profundas como la necesidad de preservar la pureza del crío que un día fuimos, en un mundo en el que crecer no siempre significa madurar.


2 comentarios:

  1. La vi en su preestreno en el Festival de Sitges, en versión original. Me impresionó la actuación de Tom Hanks y situaciones y diálogos resultan bastante ingeniosos.

    Un abrazo.

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    1. Sencilla y profunda: predestinada a convertirse en un clásico.

      Saludos.

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