viernes, 9 de marzo de 2018

Harvie Krumpet (2003)




Director: Adam Elliot
Australia, 2003, 23 minutos

Harvie Krumpet (2003) de Adam Elliot


Las notas del Canon de Pachelbel nos introducen gradualmente en la vida del protagonista, un individuo aquejado por infinidad de males y que, habiendo nacido en Polonia en 1922, acabará sus días esperando un autobús invisible a las puertas de un asilo australiano llamado Pleasant Paddocks.

Oscar al mejor corto de animación en 2004, la existencia de Harvie Krumpet aparece presidida por una continua sucesión de adversidades que van desde el acoso escolar en su más tierna infancia hasta la muerte repentina de sus seres más queridos, pero que no impiden, sin embargo, que, a partir de un determinado momento de su vida, el personaje busque la felicidad a través de la máxima horaciana del Carpe diem (que llegará a tatuarse en sus propias nalgas, con falta de ortografía incluida) o practicando el nudismo.

A pesar de su aparente tono irónico, Harvie Krumpet encierra una tierna reflexión sobre la soledad a la que se ven expuestos los individuos más vulnerables en las sociedades urbanas, aunque rematada por el aforismo más optimista de su libro de máximas: "La vida es como un cigarro: ¡fúmatela hasta la colilla!"

El director Adam Elliot junto al Oscar y su criatura

Some notes on Harvie Krumpet

The chords of Pachelbel's Canon gradually introduce us to the life of the main character, an individual afflicted by countless illnesses and who, having been born in Poland in 1922, will end his days waiting for an invisible bus at the doors of an Australian residence called Pleasant Paddocks.

Awarded with an Oscar for best animated short film in 2004, the existence of Harvie Krumpet is dominated by a continuous succession of adversities that range from bullying in his early childhood to the sudden death of his loved ones. That of which does not prevent, however, that, from a certain moment of his life, the man seeks happiness practicing nudity or even putting into practice the Horatian motto “Carpe diem” (which he gets tattooed on his own buttocks, with a spelling mistake included).

Despite its apparent ironic tone, Harvie Krumpet contains a tender reflection on how the most vulnerable individuals are exposed to loneliness in urban societies, although rounded off by the most optimistic aphorism of his book of fakts (sic): "Life is like a cigarette: smoke it to the butt!"



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