Título en español: Los primeros los últimos
Director: Bouli Lanners
Bélgica/Francia, 2016, 93 minutos
Cuarto (y, de momento, último) largometraje dirigido por el actor belga Bouli Lanners. El espectador atento notará enseguida en la grisácea atmósfera de tiempo detenido que se desprende de Les premiers les derniers la influencia de al menos dos referentes. El primero de ellos sería el Jarmusch de Dead Man (1995), cuya eximia banda sonora a cargo de Neil Young es aquí remedada por la guitarra de Pascal Humbert. El segundo, tal vez menos obvio, sería el ambiente apocalíptico de The Road (La carretera) (2009), con sus inquietantes espacios abiertos por los que deambulan criaturas un tanto sui géneris, a veces chiflados, a veces iluminados, otras amenazadores, pero siempre supervivientes de un mundo en ruinas.
Como telón de fondo, las vías del antiguo aerotrén surcando la solitaria campiña de Orléans: símbolo ideal del progreso venido a menos que ahora sirve para que los candorosos Esther (Aurore Broutin) y Willy (David Murgia) huyan sin rumbo fijo en busca de la hija de ella. Peculiar pareja, la inocencia de la cual contrasta con la peligrosidad de esa banda de maleantes dispuestos a matar a quien sea para hacerse con un misterioso teléfono móvil. O Cochise (Albert Dupontel) y Gilou (el propio Lanners), verdaderos cowboys modernos en un wéstern distópico.
Sólo falta añadir a ciertos personajes de aspecto mesiánico para completar el cuadro: un enterrador que "se parece" a Max von Sydow; un vagabundo llamado Jesús y al que una bala perdida atraviesa una mano, como los clavos del Cristo crucificado; un enclenque anciano de barba profética (Michael Lonsdale) que, interpelado por Gilou sobre por qué se ocupa del motel o de las flores del invernadero, responderá con un misterioso: "Parce que vivre ce n'est pas juste respirer..."
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