jueves, 22 de marzo de 2018

El proceso de Juana de Arco (1962)




Título original: Procès de Jeanne d'Arc
Director: Robert Bresson
Francia, 1962, 62 minutos

El proceso de Juana de Arco (1962)


Los azares del destino han querido que la siguiente película comentada en este blog sea la austera recreación bressoniana de los últimos instantes de la vida de la Doncella de Orléans. Lo cual no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que nuestra anterior entrada estuvo dedicada al un tanto sacrílego acercamiento que Bruno Dumont ha realizado a propósito de la infancia del mismo personaje.

Procès de Jeanne d'Arc, como su propio título indica, partía del testimonio que Juana de Arco expuso ante los severos jueces de Ruan durante el juicio sumarísimo que la acabaría condenando a morir quemada en la hoguera. Se trata, por tanto, de un ejercicio de sobriedad en el que Bresson, consciente o involuntariamente, establece un claro paralelismo entre la presencia inglesa en territorio francés a principios del XV con la ocupación nazi y el régimen colaboracionista de Vichy. En ese sentido, el obispo Cauchon podría considerarse un trasunto evidente del mariscal Pétain, ya que su inflexibilidad conlleva la ejecución del símbolo de la resistencia frente al invasor extranjero.



La literalidad de los diálogos, centrados en cuestiones tan "trascendentales" como qué ropas vestían San Miguel, Santa Margarita y Santa Catalina cuando se le aparecieron o a qué hora suele escuchar la acusada la voz del ángel que la guía, otorga al filme una apariencia de realismo que el realizador subrayará después con insertos de los pies de los personajes al desplazarse desde el tribunal hasta las celdas del presidio: más que por el vestuario, Bresson intenta, desde el plano inicial, situarnos en la época a través del calzado. Un verismo que se consigue, por otra parte, recurriendo a actores no profesionales, si bien la debutante Florence Delay tendría una cierta continuidad posteriormente, participando en cuatro títulos más (su último trabajo, El juego del poder, a las órdenes del argentino Hugo Santiago, data de 1979).

En definitiva, El proceso de Juana de Arco se inscribe, tanto temáticamente como por la frugalidad de su blanco y negro, en la misma nómina que obras cumbre de la historia del cine como Dies irae de Dreyer, cuyo trabajo más célebre del período mudo ya había abordado el mismo litigio contra la futura santa vestida de hombre.


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