domingo, 11 de febrero de 2018

Las Vampiras (1971)




Título original: Vampyros Lesbos
Director: Jesús Franco
España/Alemania, 1971, 87 minutos

«Cove niete catash…»

Las Vampiras (1971) de Jesús Franco


Cada vez más lejos de la ingeniosidad que solía gastar en los diálogos de sus primeras películas (véase, al respecto, la entrada anterior en este mismo blog, dedicada a Gritos en la noche), para 1971 Jesús Franco andaba ya en otra fase muy distinta de las muchas que atravesó a lo largo de su no menos dilatada trayectoria artística.

Vampyros Lesbos (Las Vampiras, según la censurada versión española) continuaba la línea que inaugurara Necronomicón (1968), en la que el argumento quedaba en un segundo plano en beneficio de un erotismo bastante a flor de piel, pasado por el tamiz de la entonces tan en boga psicodelia. Ni que decir tiene que semejantes engendros jamás se hubiesen llevado a cabo de no haber sido por el régimen de coproducción con los alemanes, si bien es cierto que la impronta del avispado Jess se percibe hasta en el último detalle de la película que nos ocupa (no en vano, participó en el guion, el maquillaje y la música, amén de dirigirla e interpretar un papelito...)

Ewa Strömberg (izquierda) y Soledad Miranda (derecha)


Él se lo guisaba y él se lo comía y a la vista está que se sobraba y se bastaba para sacar adelante cuantos proyectos se le pusiesen por delante. Claro que a cambio de recrearse una y mil veces en los mismos motivos: como esos exteriores filmados en Estambul que, al final, el paciente espectador de Vampyros Lesbos acaba por saberse de memoria...

Y luego está Soledad Miranda (rebautizada Susann Korda en la copia distribuida en Alemania): su protagonismo absoluto en esta película póstuma y en las demás cintas en las que trabajó a las órdenes de Jesús Franco contribuyeron enormemente a forjar la leyenda de una actriz cuyo misterioso encanto se había apagado bruscamente apenas un año antes en un trágico accidente de tráfico. Por lo que puede decirse, con toda justicia, que cuando vemos aparecer en pantalla a la Condesa Nadine Carody en pos de sus devaneos sáficos estamos, verdaderamente, ante un espectro que viene a visitarnos desde el más allá: «Cove niete catash…»


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