sábado, 1 de octubre de 2016

Let's Go! (2014)




Director: Michael Verhoeven
Alemania, 2014, 89 minutos

Ironías del destino: en Italia, la familia es víctima de un ataque "prosemita"


A pesar de su factura innegablemente televisiva, con toda la simplificación que ello conlleva para llegar a un público masivo, Let's Go! ha suscitado el interés de los usuarios de la Filmoteca de Catalunya en el marco del Panorama del cine judío que durante las últimas semanas está teniendo allí lugar. De entrada, porque su director (Michael Verhoeven, Berlín, 1938) ha asistido para presentarla y mantener un coloquio con los espectadores tras la proyección. Pero sobre todo por el tema: las tremendas secuelas que el Holocausto dejó en una familia de supervivientes que decidió instalarse en Alemania una vez finalizada la guerra.

Salpicada de continuos saltos temporales que van desde 1947 hasta 1968, Let's Go! se centra en el personaje de Laura (interpretada por Alice Dwyer). Residente en Estados Unidos, la mujer regresará puntualmente a Munich con motivo de un fatal accidente de tráfico a consecuencia del cual fallecerá su padre y su hermana menor quedará gravemente herida.

Enseguida, y al hilo del pasado familiar que poco a poco se irá desgranando, descubriremos hasta qué punto fueron tortuosas las relaciones afectivas entre Laura y sus padres: incapaces de mostrar afecto, marcados de por vida por las torturas que padecieron en Dachau, ambos (pero sobre todo la figura paterna) contribuirán, aunque sin proponérselo, a hacer de la infancia de la muchacha un verdadero calvario. Porque al infierno que se vive de puertas hacia adentro habrá que sumar el de una familia que decide educar a sus hijas como si fuesen cristianas. Es esta negación de la propia condición hebrea lo que verdaderamente actúa de caldo de cultivo de todos los problemas identitarios que afectan a los personajes.

Michael Verhoeven (centro) con los intérpretes de Let's Go (2014)


El veterano director del telefilme, a quien, a pesar del apellido, no une ningún parentesco con el cineasta Paul Verhoeven (curiosamente, nació cinco días antes que el holandés) y cuya esposa (la actriz Senta Berger) se encontraba también en la sala, ha explicado cómo en cierta ocasión se le acercó una mujer con un manuscrito y le dijo: "Aquí tiene usted la historia de mi vida. Por favor: haga una película sobre ella". El bávaro, tras constatar el interés del texto pese a lo caótico del relato, recomendó, sin embargo, a la mujer que lo llevase a una editorial para que allí le diesen orden y lo acabasen de pulir. Y así lo hizo ella: su nombre era Laura Waco y el libro se tituló Von Zuhause wird nichts erzählt (Eine jüdische Geschichte aus Deutschland) [En su propia casa no se les contó nada (Una historia de los judíos de Alemania)].

Lamentándose de la estúpida ley que en Alemania obliga a todos los telefilmes a no exceder los noventa minutos de duración, Michael Verhoeven ha comentado que al menos gracias a la televisión ha podido explicar una historia verdadera que hasta la fecha no había sido abordada por el cine alemán. Como es también gracias a los festivales que la cinta sigue teniendo vida más allá de su emisión catódica.

Puede que no se trate de la mejor película de su director (Verhoeven cuenta en su haber con un BAFTA y con un Oso de plata del Festival de Berlín), pero al menos Let's Go! ha sido capaz de cautivar a quienes en la tarde de hoy nos hemos dado cita en la Filmoteca: como el gorrión que revolotea en el inicio y en el desenlace, como la sorpresa final que justifica el título en inglés, son estas pequeñas grandes películas las que justifican la existencia de la casa grande del cine.

De izquierda a derecha: Alice Dwyer, Laura Waco y Michael Verhoeven

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