sábado, 15 de abril de 2017

¡¡Campeones!! (1943)




Director: Ramón Torrado
España, 1943, 76 minutos

¡¡Campeones!! (1943) de Ramón Torrado


El prolífico Ramón Torrado debutaba en el largometraje en 1943 con una comedia futbolística protagonizada por "los ases del fútbol internacional". Zamora, Quincoces, Gorostiza, Polo, Pasarín, Mesa: he ahí la alineación con la que el cineasta pudo contar a sus órdenes para el rodaje de ¡¡Campeones!!, proyecto basado en una idea original del productor Cesáreo González, máximo responsable de Suevia Films.

La película, imbuida de una inusual deportividad, va precedida de un texto que, por lo especialmente encomiástico de su retórica, vale la pena reproducir aquí en su integridad:

La productora Suevia films, deseosa de ofrecer al mundo deportivo una película que refleje el ambiente de fútbol, ha logrado reunir este grupo de primeras figuras que para todos son ya familiares. Las pasiones que el fútbol despierta, las costumbres aventuras y rivalidades de dos equipos imaginarios, son base de este film donde, a propio intento, se ha procurado huir de todo paralelo con equipos determinados y conocidos, pretendiendo tan sólo reflejar en la pantalla ese actual entusiasmo encendido que en España se acentúa cada día más desde aquella famosa "furia" tan española, envuelta siempre en la más correcta y romántica caballerosidad deportiva.

Quincoces y Zamora se dan la mano en plena charla táctica

Se evitaba así herir susceptibilidades, haciendo que el peso de la acción recayese sobre dos equipos imaginarios que además eran amateur: el Deportivo Locomotor y el Volador Club de Fútbol. Aunque, en vista de cómo ha evolucionado dicha disciplina y teniendo en cuenta los sueldos astronómicos que mueve a día de hoy, eso de la "correcta y romántica caballerosidad deportiva" suena más a guasa que a otra cosa. Sobre todo porque hace ya mucho rato que semejante lema dejó de cuadrar con el actual prototipo de jugador hortera: un mercenario tatuado, teñido, barbudo y con el cuerpo tachonado de piercings.

Pero se ve que en los años cuarenta eso de los valores aún tenía algún predicamento en las canchas de juego. Véase, si no, cómo Pablo (Ricardo Zamora) y Jaime (Jacinto Quincoces) reprenden severamente a un compañero por lo inapropiado de su conducta:

PABLO: ¡No te extrañe, Julio, si algún día me veo obligado a sustituirte en el equipo! ¡Ya te he dicho muchas veces que el alcohol y el deporte son incompatibles!
JAIME: ¡Y yo, como superior tuyo y como deportista, te exijo que abraces a este muchacho a quien acabas de ofender!

Decididamente, eran otros tiempos. Pero lo interesante del caso es que quienes así se expresan no sólo son futbolistas, sino que ante todo son obreros ataviados con su mono de trabajo. De lo que se desprende la voluntad del régimen de equiparar el discurso de la deportividad con el de la rectitud y el sacrificio en el ámbito laboral. Vamos: que lo del pan y el circo se queda corto al lado de la perversa maquinaria propagandística que se esconde tras una peli como ésta...

Pablo (Ricardo Zamora) se apresta a parar un penalti

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