Director: Julien Rappeneau
Francia, 2015, 95 minutos
Rosalie Blum (2015) de Julien Rappeneau |
Debut en la dirección del hijo del cineasta Jean-Paul Rappeneau (Cyrano de Bergerac, Bon voyage...), adaptando la novela gráfica homónima de Camille Jourdy. Su argumento gira en torno a Rosalie Blum (Noémie Lvovsky), mujer un tanto misteriosa de vida solitaria que trabaja en el colmado de una pequeña localidad de provincias. Cuando el protagonista (Kyan Khojandi) entre en su tienda, éste tendrá la sensación de haberla visto antes, aunque, por más que intenta hacer memoria, no llega a saber dónde. Lo cual le llevará a obsesionarse con ella y seguirla a todas partes.
Por lo que tiene de fábula a propósito de la felicidad vinculada a pequeños gestos de una vida cotidiana no siempre tan gris como parece, Rosalie Blum entroncaría con una tradición de comedias francesas en las que un personaje femenino posee, a menudo sin saberlo, la clave para hacer mejor la vida de los otros y la suya propia. Estamos pensando en títulos como Odette Toulemonde (Eric-Emmanuel Schmitt, 2006) o la a estas alturas tan manida Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001).
Anémone: la madre pirada |
Aunque, por otra parte, al centrarse en la vida anodina de un peluquero un tanto inmaduro y excesivamente apegado a su posesiva madre (Anémone), conecta con otra rama del reciente cine francés, a saber: la de esos personajes más bien inocentes, incapaces de cortar el cordón con el seno familiar. En ese sentido, los referentes serían Tanguy (Étienne Chatiliez, 2001), el Bruno que interpretaba Dany Boon en Mon meilleur ami (Patrice Leconte, 2006), Les garçons et Guillaume, à table ! (Guillaume Gallienne, 2013) o la más reciente Retour chez ma mère (Éric Lavaine, 2016).
En todo caso, lo interesante del filme que nos ocupa, además de la presencia de la joven Alice Isaaz, valor en alza de la cinematografía francesa, es cómo, a lo largo de las tres o cuatro partes en las que éste se divide, se deshace el camino para mostrarnos dos tramas que hasta un cierto momento habían discurrido en paralelo y así ayudarnos a atar cabos. Recurso éste del que recientemente también se servía la multipremiada La La Land.
Y, hablando de musicales, no está de más terminar haciendo alusión a la canción "Get Me Away from Here, I'm Dying", original de los escoceses Belle & Sebastian y que aquí sirve de leitmotiv en la interpretación de Luna Picoli-Truffaut, apenas una cantante que pasa desapercibida en la penumbra de un pub, pero a la que delata su segundo apellido: efectivamente, se trata de la nieta del director de Les quatre cents coups.
Y, hablando de musicales, no está de más terminar haciendo alusión a la canción "Get Me Away from Here, I'm Dying", original de los escoceses Belle & Sebastian y que aquí sirve de leitmotiv en la interpretación de Luna Picoli-Truffaut, apenas una cantante que pasa desapercibida en la penumbra de un pub, pero a la que delata su segundo apellido: efectivamente, se trata de la nieta del director de Les quatre cents coups.
Laurent, el primo ligón (Nicolas Bridet) y Vincent (Kyan Khojandi) |
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