sábado, 15 de abril de 2017

Cemetery of splendour (2015)




Título original: Rak ti Khon Kaen
Director: Apichatpong Weerasethakul
Tailandia/Reino Unido/Alemania/Francia/Malasia/Corea/Méjico/EE.UU./Noruega, 2015, 122 minutos

Cemetery of splendour (2015)


La insólita mezcla de elementos que Apichatpong Weerasethakul lleva a cabo en sus filmes suele etiquetarse por estas latitudes con el membrete de realismo mágico, quizá porque resulta tentador equiparar un estilo tan desbordantemente imaginativo, en el que lo fantástico irrumpe en lo cotidiano como si tal cosa, con el de los grandes maestros de la novela hispanoamericana.

Sea como fuere, en Cemetery of splendour (2015) el realizador tailandés vuelve a incidir en temas ya presentes en anteriores entregas de su filmografía, tales como el trasvase interdimensional de seres que se mueven a medio camino entre el mundo de los vivos y el de los muertos: gran amante de lo intuitivo, se nota que le atrae explorar un terreno en el que la frontera que separa lo sensorial de lo espiritual se diluye hasta desaparecer.



Como ese modesto hospital en el que transcurre la acción y que uno, al final, ya no sabe si existe o no o si los soldados aquejados de narcolepsia que allí están ingresados son similares a los fantasmagóricos habitantes de la villa de Comala que imaginara una vez Juan Rulfo en Pedro Páramo. Quizá todo lo que vemos únicamente acontece en la cabeza de Jenjira.

En cualquier caso, el ritmo que Apichatpong Weerasethakul imprime a sus películas es el de la música de las esferas, es decir: el propio en determinadas regiones del sudeste asiático, donde la aparente paz que se respira sea tal vez una abulia, consecuencia de siglos de violencia y ausencia de libertades. ¿Cómo interpretar, si no, la excavadora en el patio trasero? ¿O tanto soldado convaleciente? ¿O una médium que trabaja para el FBI?


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