jueves, 16 de junio de 2016

Salvoconducto (2002)




Título original: Laissez-passer
Director: Bertrand Tavernier
Francia/Alemania/España, 2002, 170 minutos

Salvoconducto (2002) de Bertrand Tavernier


Si el martes de la semana pasada tuvimos ocasión de ver y comentar La mano del diablo gracias a Bertrand Tavernier, hoy le llega el turno a la película en la que el propio director francés recreó dicho periodo histórico. 

Es Salvoconducto una de esas superproducciones de época, un poco en la línea de la posterior Bon voyage de Jean-Paul Rappeneau (2003), en la que a lo largo de casi tres horas de metraje se evoca el periodo de la ocupación nazi y, en concreto, el funcionamiento de la Continental, la productora alemana para la que trabajaron los hoy olvidados Jean-Devaivre (Jacques Gamblin), Jean Aurenche (Denis Podalydès), Jean-Paul Le Chanois (Ged Marlon) o Maurice Tourneur (Philippe Morier-Genoud). Este último, director en 1943 de la ya mencionada La main du diable, tiene a sus órdenes a Jean-Devaivre como ayudante de dirección, en cuya peripecia vital se centrará la película.

Jean-Devaivre (Jacques Gamblin) en su peculiar estudio


Son muchas las proezas que lleva a cabo este hombre, como por ejemplo recorrer en bicicleta 385 kilómetros para reunirse con su familia, lanzarse en paracaídas o poner en peligro su integridad física con tal de hacer llegar a los mandos aliados unos relevantes documentos a los que ha tenido acceso. Merecidísimo, pues, el Oso de plata con el que Jacques Gamblin fue recompensado en Berlín.

Igualmente meritoria es la cuidada reconstrucción de unos hechos que Jean Cosmos y el propio Tavernier relatan a partir de las memorias de Jean-Devaivre. Se nota que el tema les apasiona y ello se refleja en los 170 minutos de duración: habiendo tantas cosas a explicar, no han querido renunciar a contarlo todo, por lo que en algún momento Laissez-passer parece resentirse de una cierta sensación de falta de objetivo, reforzada por el poco original recurso de finalizar el filme con la voz en off de Gamblin resumiendo cuál sería el destino de los personajes principales en los años venideros.

Bertrand Tavernier (centro) dirige a sus actores
durante el rodaje de Laissez-passer


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