Director: Pawel Pawlikowski
Polonia, 2013, 82 minutos
Ida (2013) de Pawel Pawlikowski |
Ida, el flamante Óscar a la Mejor película de habla no inglesa (culminación de una interminable lista de premios), está visualmente emparentada con otros títulos europeos que en los últimos tiempos han sabido valerse del blanco y negro con singular maestría. Tal es el caso de La cinta blanca (2009) del alemán Michael Haneke o El caballo de Turín del húngaro Béla Tarr. Todos ellos comparten un mismo denominador común: la virtud de plasmar el pasado logrando captar imágenes de una belleza rayana en lo pictórico. Se diría que, más que reconstruir dicho pasado, han sido capaces de viajar atrás en el tiempo.
Tiene asimismo algo de El cuchillo en el agua, el primer largometraje que dirigiera Roman Polanski, allá por el año 1962, con una muy jazzística banda sonora del también polaco Krzysztof Komeda. No en vano, la acción de Ida transcurre en esa misma fecha. Quizá por ello se incluyen tangencialmente en algunas escenas un par de piezas de John Coltrane (el modelo que inspiró a Komeda).
El argumento de Ida mezcla la profunda religiosidad del pueblo polaco con su pasado comunista. La joven novicia Anna deberá certificar en breve el juramento de sus votos en el convento donde ha estado viviendo desde que quedó huérfana siendo todavía muy niña. Aun así, antes de dar un paso tan decisivo, la envían a conocer a su tía Wanda, único familiar con vida que le queda y de la que hasta ahora nunca había tenido noticia. La joven emprenderá entonces junto a la hermana de su difunta madre un periplo de indagación sobre ellas mismas y su pasado en común. Como consecuencia, Anna acabará averiguando que su tía no solo había sido una antigua abogada estalinista responsable de severos veredictos que siguen pesando sobre su conciencia, sino que además es realmente judía. Lo cual conduce a la joven a descubrir su ascendencia semita y su nombre real: Ida.
El personaje de Wanda (Agata Kulesza) se inspira en la mujer de un antiguo profesor polaco que el director Pawel Pawlikowski conoció en Oxford. Lo que verdaderamente causó una profunda conmoción al realizador fue el hecho de que aquella señora en apariencia tan encantadora fuese poco tiempo después reclamada desde Varsovia por presuntos crímenes contra la humanidad que habría cometido durante la dictadura comunista.
Pero, a pesar de sus claras connotaciones religiosas y políticas, esta es sobre todo una historia impregnada de una firme sensualidad latente. Para quienes hayan visto la película, hay una escena fugaz que a buen seguro recordarán: un primer plano de Ida, mirando a la cámara, y despojándose lentamente de la toca que la identifica como novicia. A su lado, Gilda y su guante parecen un simple juego de niños.
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