sábado, 11 de abril de 2020

El tiempo en sus manos (1960)




Título original: The Time Machine
Director: George Pal
EE.UU., 1960, 103 minutos

El tiempo en sus manos (1960) de George Pal

Me pareció encontrarme en la decadencia de la Humanidad. El ocaso rojizo me hizo pensar en el ocaso de la Humanidad. Por primera vez empecé a comprender una singular consecuencia del esfuerzo social en que estamos ahora comprometidos. Y sin embargo, créanlo, ésta es una consecuencia bastante lógica. La fuerza es el resultado de la necesidad; la seguridad establece un premio a la debilidad. La obra de mejoramiento de las condiciones de vida —el verdadero proceso civilizador que hace la vida cada vez más segura— había avanzado constantemente hacia su culminación. Un triunfo de una Humanidad unida sobre la naturaleza había seguido a otro. Cosas que ahora son tan sólo sueños habían llegado a ser proyectos deliberadamente emprendidos y llevados adelante. ¡Y lo que yo veía era el fruto de aquello!

H. G. Wells
La máquina del tiempo
Traducción de Nellie Manso de Zúñiga

Publicada originariamente en 1895, The Time Machine supuso la primera de una exitosa serie de novelas de ciencia ficción a cargo del escritor inglés Herbert George Wells (1866-1946). Y que, como no podía ser de otra manera, la factoría Hollywood, de la mano del director George Pal y los auspicios de la Metro-Goldwyn-Mayer, acabaría convirtiendo en una película emblemática protagonizada por el australiano Rod Taylor. A la vista de sus maquetas y monstruitos con peluca, quizá más de uno se sorprenda hoy día al saber que El tiempo en sus manos (impagable título que recibió la cinta en España) resultó agraciada con el Óscar a los mejores efectos especiales. Ahí es nada... Claro que también hay que tener en cuenta que estamos hablando de una etapa eminentemente artesanal, muy anterior al advenimiento de los retoques digitales. 

En cualquier caso, al departamento de arte de esta versión le correspondió el honor de fijar en el imaginario colectivo el aspecto del artilugio, una maravilla al más puro estilo victoriano y cuyo diseño, por cierto, terminaría inspirando uno de los trofeos que concede el Festival de cine de Sitges. Comparada con el texto en el que está basada, The Time Machine presenta no pocas diferencias. Así pues, son cosecha del guionista David Duncan, por ejemplo, las dos escalas que lleva a cabo George (una en 1917, la otra en 1966) antes de llegar a su destino. O el hecho de que los dóciles Eloi sean capaces de expresarse en inglés. Como tampoco se especifica en la novela que el Viajero a través del Tiempo fuese el propio H.G. Wells...



En líneas generales se puede concluir que el filme resulta un ápice más optimista que la novela, ya que se deja abierta la posibilidad de que el protagonista se reúna en el futuro con la apacible Weena (Yvette Mimieux), aunque, de todos modos, el mensaje de fondo sigue siendo el mismo: la responsabilidad de la raza humana con respecto a su porvenir. En ese sentido, cabe recordar que el presente de Wells, a finales del siglo XIX, se había desarrollado en un contexto de desconfianza, acrecentada por su ideario socialista, hacia las posibles consecuencias que el creciente maquinismo llegaría a ejercer sobre la sociedad. En cambio, la versión fílmica, rodada en plena Guerra Fría, habla abiertamente de amenaza nuclear, situando una hipotética destrucción de Londres, a causa de bombas atómicas, apenas seis años después del estreno del filme.

Desplazarse a su antojo a lo largo y ancho de esa cuarta dimensión que es el tiempo, descubrir qué nos depara el futuro... A George Pal le bastaron 750.000 dólares (una minucia en comparación con los presupuestos que solían manejar los grandes estudios de la meca del cine) para mostrar cómo la Humanidad del lejano 802.701 se habría escindido en dos especies bien distintas: una indolente y apolínea, los Eloi; otra subterránea y horrenda que se alimenta de ellos, los Morlocks. Sólo el azar y la magia del cine propiciarán que un visitante del pasado remoto irrumpa en aquellas latitudes para encender la mecha de una rebelión que podría cambiar el mundo (o lo que queda de él).


4 comentarios:

  1. Una entrañable película de ciencia-ficción y aventuras.

    Saludos.

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    1. De las primeras que recuerdo haber visto por la tele cuando era niño.

      Saludos.

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  2. Hola Juan!
    Supongo que se tomarían un montón de licencias con respecto a la novela (no la he leido), no es una película de esas que vuelvo a ver con frecuencia, si reconozco que visualmente tiene su atractivo. Lo mejor desde luego es ese maravilloso artilugio, no sabia que lo entregasen en Sitges, lo que si es cierto es que se ha convertido en todo un objeto de culto. En todo caso creo que me gusta mas el "Delorean"...
    Saludos!

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    1. Pues no, al contrario: la película es bastante fiel al texto, más allá de los dos o tres detalles que comento en la reseña. O algún otro que no menciono (por ejemplo, en el libro el viajero continúa más allá del año 802701, hasta llegar a una playa habitada por cangrejos gigantes).

      De todas formas, Fran, a mí me parece que el Delorean, aun siendo un artefacto muy potente, carece del encanto de la máquina del tiempo. No sé: yo, al menos, prefiero sus formas estilizadas.

      Un abrazo.

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