viernes, 7 de junio de 2019

Le concours (2016)




Título en español: El examen de ingreso
Directora: Claire Simon
Francia, 2016, 121 minutos

Le concours (2016) de Claire Simon


Si no fuese porque uno tiene muy claro que ha venido a ver un documental en el marco de la Mostra Internacional de Films de Dones, hay determinados momentos de Le concours en los que se podría llegar a pensar que estamos frente a una película de terror. O, lo que sería más exacto: una fábula distópica en la más pura tradición kafkiana.

Y es que la estampa de todos esos jóvenes aspirantes que se agolpan en el salón de actos de La Fémis, ávidos de pasar el estricto examen de ingreso que les permita formar parte de una de las escuelas de cine más prestigiosas del mundo, parece salida de El Proceso tal y como lo imaginara Orson Welles en una adaptación incluso mejor que la novela.



La cineasta Claire Simon, que fue durante un tiempo profesora en dicho establecimiento, opta por plantar la cámara, sin comentarios ni subrayados que recalquen lo que las imágenes ya dicen por sí solas: brillante ejercicio de objetividad crítica que pone, sin embargo, de manifiesto una cierta aversión hacia un sistema de raigambre napoleónica mediante el cual las élites seleccionan a sus futuros herederos.

« Tous égaux, mais seuls les meilleurs... » El lema que puede leerse en el cartel del filme es lo suficientemente explícito como para formarse una idea aproximada del espíritu que alienta tras el entramado público de escuelas nacionales superiores de enseñanza. A fin de cuentas, si el tribunal que recibe a los candidatos, con el objetivo de deliberar quién puede acceder y quién debe quedarse fuera, lo integraran figuras incontestables de la altura de un Godard o un Tavernier, aún tendría sentido mantener semejante procedimiento (por más que recuerde a los discutibles formatos televisivos tipo Got Talent). Pero seamos sinceros: ¿quiénes son esos hombres y mujeres que entablan acaloradísimas discusiones a propósito del entusiasmo diletante de este muchacho o que se burlan abiertamente del proyecto de guion de aquella otra chica de provincias que habla con acento? ¡Ah, vanidad de vanidades! El cine, por suerte, es otra cosa bien distinta.


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