Director: Antonio Giménez Rico
España, 1976, 92 minutos
Retrato de familia (1976) de Antonio Giménez Rico |
El establecimiento "Cecilio Rubes. Materiales higiénicos" tenía en 1917 tres amplias vidrieras a la calle, iluminación eléctrica, buena calefacción y un local holgado, atiborrado de enseres sanitarios. Cecilio Rubes era en 1917 un experto negociante, lo que se dice un agudo hombre de negocios, avalado por una tradición de lustros. De niño, Cecilio Rubes no se sentía atraído por los negocios de su padre; a él le hubiese gustado alterar la tradición familiar, dedicarse a una profesión que exigiera más cerebro y más iniciativa, pero Cecilio Rubes dejó pasar los años decisivos, bien porque Cecilio Rubes no fuese lo que se dice un hombre intuitivo y audaz, bien porque el comercio de materiales higiénicos latiese en la sangre de los Rubes con una fatalidad inexorable.
Miguel Delibes
Mi idolatrado hijo Sisí
Bajo el título de Retrato de familia, el director Antonio Giménez Rico adaptaba en los albores de la democracia la novela de Delibes cuyo primer párrafo encabeza estas líneas. Se trata de un filme emparentado con otras producciones que en aquel momento histórico acometían la nada fácil tarea de hablar de la guerra civil española tras cuarenta años de dictadura. Películas como Pim, pam, pum... ¡fuego! (Pedro Olea, 1975), La guerra de papá (Antonio Mercero, 1977), Jo, papá (Jaime de Armiñán, 1975), El amor del capitán Brando (Jaime de Armiñán, 1974), Las largas vacaciones del 36 (Jaime Camino, 1976) o Soldados (Alfonso Ungría, 1978) son solo algunos títulos de una amplia nómina de cintas.
Los papeles principales fueron interpretados por Antonio Ferrandis (Cecilio Rubes), Amparo Soler Leal (Adela Rubes), Mónica Randall (Paulina) y Miguel Bosé (Cécil). Más que tomar partido por un bando o por otro, Retrato de familia pretendía subrayar la ruina que supuso la guerra para una cierta burguesía provinciana que, queriendo mantenerse al margen del conflicto, padeció igualmente las consecuencias. Aunque ello conlleva asimismo el mostrar la decadencia moral de una estirpe en la que los padres, faltos del carácter necesario, malcrían al hijo que a la postre se mostrará desconsiderado con ellos, como lo prueba el hecho de que Cecilio y Cécil compartan amante.
Amparo Soler Leal (Adela) y Antonio Ferrandis (Cecilio) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario