Director: Dan Gilroy
EE.UU., 2014, 117 minutos
La versión 2.0 de Charles Foster Kane
Nightcrawler (2014) de Dan Gilroy |
Louis Bloom está dispuesto a todo con tal de abrirse camino en Los Ángeles. Es un tipo inteligente, astuto y. sobre todo, desprovisto absolutamente de escrúpulos. De ahí a trabajar para los canales de televisión sensacionalistas como reportero freelance sólo hay un paso...
El personaje interpretado por Jake Gyllenhaal se encuentra, por lo tanto, en la misma línea moralmente reprobable que el Jordan Belfort que DiCaprio compusiera para El lobo de Wall Street. No parece haber límites con tal de ser el primero en llegar al lugar de los hechos y, a poder ser, cuanta más sangre mejor: eso es lo que hace reventar las audiencias.
Claro que con tanta ambición parece inevitable que el bueno de Louis se lleve a más de uno por delante. En ese sentido, Nina (Rene Russo, esposa del director Dan Gilroy) y Rick (el londinense Riz Ahmed) tienen todos los números para pagar muy caro las consecuencias de haberse aliado con alguien como Bloom.
El título elegido para contar su historia le hace, sin duda, justicia, habida cuenta que nightcrawler significa 'gusano' y que crawler a secas es un adulador, alguien que hace la pelota para conseguir lo que se propone. Tanto si se escribe junto como separado, todas las acepciones posibles encajan a la perfección para definir a Lou Bloom.
Pero, al margen de las persecuciones automovilísticas a toda velocidad por las calles de Los Ángeles, lo realmente interesante del filme de Gilroy (primer largometraje que dirige tras haberse labrado una importante carrera escribiendo guiones, con títulos en su haber como Apostando al límite o El legado de Bourne) es que plantea un relevo generacional en el mundo de los medios de comunicación de masas: la diferencia entre Louis Bloom y los reporteros al uso es que Bloom, carente de los reparos de la vieja guardia, siempre está dispuesto a ir más allá, valiéndose de unos medios que bordean peligrosamente la legalidad.
Por último, y como no podía ser menos, hay que ver qué pico de oro que tiene este muchacho, capaz de venderle un frigorífico a un esquimal. En ese orden de cosas, Nightcrawler es también una película sobre el poder de la persuasión. Y si no que se lo digan a Nina, la experimentada periodista que, sin embargo, terminará por sucumbir a los encantos de su joven pupilo.
De todas maneras, lejos de concluir con un final moralizante, y he ahí lo que en realidad debería alarmarnos, un filme de estas características viene a decirnos que los tipos hechos a sí mismos como Louis Bloom (algo así como la versión 2.0 de Charles Foster Kane) han venido para quedarse y que su labor como reporteros no es más que la primera piedra para levantar poderosas agencias de noticias que, más que informar, lo que buscan es ofrecer carnaza al populacho para tenerlo debidamente entretenido.
La verdadera cara de Louis Bloom |
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