Título original: Les héritiers
Directora: Marie-Castille Mention-Schaar
Francia, 2014, 105 minutos
Desde que Laurent Cantet triunfó con La clase (Entre les murs, 2008, Palma de oro en Cannes), otros cineastas se han lanzado a la aventura de reflejar la a veces convulsa vida en las aulas de un instituto de secundaria. Como en el caso de la película que ahora nos ocupa: La profesora de historia (pedestre título que, como es habitual en España, ha sustituido en nuestra cartelera al más engagé del original francés: Les héritiers).
El guion se basa en una historia real: la experiencia personal de Anne Anglés, profesora del instituto Léon Blum de Créteil, y de su antiguo alumno Ahmed Dramé (coguionista e intérprete de uno de los personajes, Malik, junto a su hermana Koro Dramé, quien también da vida a otra de las alumnas, Léa). La actriz Ariane Ascaride ha sido la encargada de ponerse en la piel de esta veterana profesora que (bajo el nombre de Anne Gueguen en la película) decidirá presentarse a un concurso de ámbito nacional para intentar motivar a su conflictiva tutoría. Bienintencionada y, en su desenlace, excesivamente ingenua (la escena del grupo degustando felizmente alitas de pollo de Kentucky fried chicken con la torre Eiffel de fondo sería más propia de un publirreportaje), La profesora de historia pretende sensibilizar a los jóvenes de hoy en día sobre la importancia de la Shoah. Trabajando un aspecto del pasado francés más ominoso aprenderán valores necesarios en el presente: a aceptarse y a respetarse mutuamente, a sentirse parte de un grupo muy heterogéneo en sus orígenes raciales y religiosos, como multicultural es la sociedad francesa de hoy en día.
Madame Gueguen les enseñará el valor de la democracia, cómo los antiguos griegos preferían echar a suertes quiénes serían los elegidos (porque el azar depende de los dioses) y ellos mismos acabarán adoptando estos métodos. De manera que gradualmente se produce el milagro y los mismos salvajes que en un principio eran capaces de boicotear cruelmente la clase de una joven profesora sustituta acaban sensibilizándose ante el sufrimiento de las víctimas en los campos de concentración (un superviviente acude al aula para ofrecerles su testimonio) e interiorizando los valores laicos de la República Francesa de los que son herederos (de ahí el título original). En fin: soñar es gratis.
Aunque pensándolo mejor, puede que, a pesar de no estar a la altura de La clase, siempre será mejor que nuestros adolescentes se aficionen a este tipo de películas con mensaje antes que a historias de vampiros y otras birrias tan al uso.
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