Título original: Dama s sobachkoy
Director: Iosif Kheifits
U.R.S.S., 1960, 83 minutos
En una carta que Anton Chéjov enviara a Aleksandr Semenovich Lazarev (pseudónimo de A. S. Gruzinsky), fechada el 1 de noviembre de 1889, decía Chéjov que si una pistola aparece colgada en la pared durante el primer acto de una obra, en el segundo esta forzosamente tiene que ser disparada. Verdad o no, lo cierto es que la frase pone de manifiesto que el autor ruso era de los que cuidan su estilo.
Para conmemorar el centenario de su nacimiento, se le encargó al director Iosif Kheifits la adaptación de "La dama del perrito", uno de los relatos más célebres del autor ruso. Se contó con la participación de algunas de las estrellas del cine soviético, como Iya Savvina o Aleksey Batalov en los papeles protagonistas. La delicada banda sonora corrió a cargo de Nadezhda Simonyan. Elegante fotografía en blanco y negro, puesta en escena mesurada y sin prisas.
En la localidad costera de Yalta, el aristócrata moscovita Dimitri Gurov se fija en Anna Sergeyovna mientras esta pasea acompañada de su pequeño perro. Ambos se encuentran atrapados en matrimonios infelices: el de Dimitri fue de conveniencia, organizado por su familia cuando él era apenas un joven universitario, y Anna se casó por amor, aunque dicho amor se fue esfumando con el paso de los años. De modo que Dimitri y Anna acabarán viviendo una aventura.
Cuando Anna vuelva a Saratov y Dimitri a Moscú, él llevará una vida presidida por el hastío, pasando la mayor parte de su tiempo en el trabajo y acudiendo al club por las noches para beber y jugar a las cartas con sus amigos. En Navidad, Dimitri echa de menos a Anna y miente a su esposa, diciéndole que tiene un viaje de negocios a San Petersburgo. Sin embargo, se dirige a Saratov y encuentra a Anna en la Ópera con su marido. Su amor se reaviva entonces y Anna se comprometerá a reunirse con él en Moscú. En una época en la que el divorcio era algo impensable, Anna y Dimitri están condenados a verse a escondidas en habitaciones de hotel. Desde la ventana ella le hace señas con lágrimas en los ojos. Él responde desde abajo, caminando en la penumbra sobre la nieve. Anna ya lo dijo unos minutos antes: "me parece que somos como un par de avecillas, cada uno preso en su jaula..."
Anton Chéjov (1860-1904) |
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