domingo, 9 de abril de 2023

Jesucristo superstar (1973)




Título original: Jesus Christ Superstar
Director: Norman Jewison
EE.UU., 1973, 107 minutos

Jesucristo superstar (1973) de Norman Jewison


Un Cristo contracultural y roquero (Ian Gillan, vocalista de Deep Purple, interpretaba la parte de Jesús en el álbum conceptual de 1970), que triunfó después en los escenarios de Broadway para, finalmente, convertirse en la versión cinematográfica de Norman Jewison de cuyo estreno se cumple ahora medio siglo. Todo un icono de la cultura pop, rodado en escenarios naturales cercanos al Mar Muerto, en Israel, y que surgió del genio creativo del tándem formado por los británicos Tim Rice (letrista) y Andrew Lloyd Webber (compositor).

Y por si todo esto no resultara ya de por sí extremadamente rompedor, la elección de un actor negro (Carl Anderson) para el papel de Judas Iscariote, que es, encima, el personaje a través de los ojos del cual se explica la historia, incrementaba todavía más el carácter provocativo del planteamiento. Transgresiones a las que podría haberse añadido, si no lo hubieran descartado, representar a Herodes con aspecto de drag queen, tal y como ya sucedía en el musical. No faltaron, por otra parte, quienes quisieron ver indicios de antisemitismo en una cinta que, como suele ocurrir cuando se aborda el espinoso asunto de la Pasión de Cristo, no deja en buen lugar a los judíos que lo condenaron a morir en la cruz.

Ted Neeley fue el encargado de meterse en la piel de Jesús de Nazaret


La originalidad del proyecto radicaba en ofrecer una relectura hippy, en clave de ópera rock, de la figura de Jesús, aclamado por los jóvenes como si se tratase de una superestrella del mundo del espectáculo. A este respecto, tanto María Magdalena (Yvonne Elliman) como los doce apóstoles parecen adoptar un rol similar al de un club de fans, seguidores enfervorizados de una secta que venera a su líder revolucionario. De ahí que la austera puesta en escena, coreografiada en pleno desierto por el canadiense Robert Iscove, beba del presente al mostrar fusiles, tanques y hasta el autobús, en un alarde metateatral, en el que llega y se acabará marchando la troupe de actores.

Conviene no perder de vista que el éxito obtenido hace cincuenta años por Jesus Christ Superstar (1973) obedeció también a factores coyunturales como los movimientos pacifistas contra la guerra de Vietnam, que abonaron el terreno para que una puesta al día del mensaje bíblico calase con fuerza entre la juventud mediante una película íntegramente cantada. Algo que por aquellas mismas fechas ya se había intentado, aunque con menor fortuna, en otro musical de similares características, Godspell (1973), de David Greene, basado en el evangelio según San Mateo.



6 comentarios:

  1. Al final, se convirtió en un clásico.

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    1. Un clásico moderno y algo irreverente, pero clásico al fin y al cabo.

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  2. Aunque no podemos obviar el tono kitsch de algunos momentos, constituyó una apuesta original y simpática. Y es un excelente musical.

    Un abrazo.

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    1. Yo también lo creo así. Visualmente sigue siendo muy potente.

      Un abrazo.

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  3. Hola Juan!
    Tengo muy lejano el recuerdo de su estreno en España, había causado bastante revuelo. Creo que a pesar de su estética ha soportado bien el paso del tiempo y como bien apuntáis se ha ganado a pulso el ser un "clásico".
    Saludos!

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    1. Ya lo creo, Fran: aunque Camilo Sesto también tuvo bastante que ver en su popularización en nuestro país.

      Saludos.

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