domingo, 23 de abril de 2023

La chica del autostop (1965)




Director: Miguel Lluch
España, 1965, 83 minutos

La chica del autostop (1965) de Miguel Lluch


Típico producto surgido de la factoría IFI (marca comercial auspiciada por el prolífico Ignaci Ferrés Iquino), La chica del autostop (1965) sitúa su acción en una Barcelona de azoteas y clubs nocturnos que vendrían a ser como la cara y la cruz de dos mundos antagónicos. Por una parte, las inmediaciones del mercado del Born, con la silueta de la basílica de Santa María del Mar al fondo, muestran una ciudad en pleno bullicio cotidiano, lo cual podría hacerse extensible a otros espacios igualmente concurridos por los que se mueven los personajes. En cambio, cuando cae la noche los jóvenes frecuentan las salas de baile próximas al puerto: garitos donde tanto las clases humildes como los universitarios de buena familia, más alguna que otra turista extranjera e incluso algún marine norteamericano borracho, alternan al ritmo estridente del último conjunto yeyé.

Semejante caldo de cultivo será propicio para que el ocioso trío protagonista, integrado por la bella Angélica (Olga Omar), su hermano Pedro (Fernando León) y el posesivo Manolo (Antonio Iranzo), tienda sus redes a la hora de obtener el dinero que les permita ir tirando sin necesidad de un trabajo estable. El particular modus operandi que suelen poner en práctica consiste en utilizar los encantos de Angélica como señuelo que atraiga a los conductores para después, una vez éstos han mordido el anzuelo, desvalijarlos sin contemplaciones con la excusa de que los otros dos darán parte a la policía de unos supuestos abusos.



En principio las cosas parecen ir bien y no les faltan billetes con los que acallar las protestas de la madre de Angélica y Pedro, siempre deseosa de que sus vástagos lleven el sustento a casa. Hasta la joven se permite flirtear con un muchacho un tanto sosaina de la alta burguesía al que toma el pelo sin dejarle que vaya más allá en sus intenciones de llevársela a la cama. No obstante, tras uno de esos golpes, Angélica va a conocer a un camionero llamado Juan (Víctor Valverde) y por primera vez en su vida creerá haber encontrado a la persona capaz de redimirla.

A pesar de que la película tenía que haber servido para lanzar la carrera de su actriz protagonista, así como consagrar al quinteto encargado de la machacona banda sonora, lo cierto es que ni Los Atilas ni Olga Omar vieron cumplidas las expectativas que el bueno de Iquino había depositado en ellos. Tampoco puede decirse que las habilidades de Miguel Lluch como director brillen especialmente en una puesta en escena correcta y hoy día de alto valor documental, aunque supeditada en exceso a la intencionalidad moralizante del desenlace.



8 comentarios:

  1. Me encantan estas pelis en las que vemos muestras ciudades retratadas en épocas pasadas pero tan cercanas.

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    1. Sobre todo cuando algunos de esos espacios (caso del Mercado del Born) ya no existen.

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  2. Uno de los más prolíficos productores de la España franquista fue Iquino, con algunas películas importantes, pero también con otros bodrios insoportables. Esta que comentas (no la he visto) parece que tiene su punto de interés.
    Saludos!

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    1. Así es, aunque tampoco te esperes una obra maestra. Además de inspirarse en "La ladrona, su padre y el taxista" (1954), del italiano Alessandro Blasetti, el guion de José Antonio de la Loma prefigura algunos de los elementos que éste utilizará una década más tarde en sus inefables entregas de cine quinqui.

      Saludos.

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  3. Hola Juan!
    Al menos queda ese valor documental que mencionas.
    Es curioso, lo de hacer "dedo" (aquí le decíamos así) es una practica que ha desaparecido, mucho me moví yo con ese sistema...
    Saludos y feliz semana!

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    1. Cierto: hoy día ya nadie se arriesga a correr según qué riesgos.

      Saludos.

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