jueves, 6 de abril de 2023

4 gángsters de Chicago (1964)




Título original: Robin and the 7 Hoods
Director: Gordon Douglas
EE.UU., 1964, 124 minutos

4 gángsters de Chicago (1964) de Gordon Douglas


Versión moderna de una leyenda harto conocida, Robin and the 7 Hoods (1964) reunía de nuevo a los integrantes del Rat Pack (liderados por Frank Sinatra junto a Dean Martin y Sammy Davis Jr.), si bien dos de sus miembros originales (Peter Lawford y Joey Bishop) fueron reemplazados para la ocasión por Peter Falk y Bing Crosby, respectivamente. El caso es que el éxito previo de Ocean's 11 (1960) había abierto la puerta a sucesivas reediciones de un formato que aquí llegaría a su punto álgido y que supuso, además, la última vez en que los pesos pesados del grupo encabezaban el reparto de un mismo filme.

A diferencia de lo que ocurría en la historia del célebre forajido inglés, la acción se traslada del medievo al Chicago de los años veinte. Robbo (Sinatra) es el cabecilla de un clan mafioso que se opone a los dictados del nuevo capo Guy Gisborne (Peter Falk), lo cual dará pie a que ambas facciones se enfrenten en una guerra sin cuartel. Previamente, Gisborne había liquidado a su predecesor Big Jim (Edward G. Robinson), de modo que la exquisita hija de este último, llamada Marian (Barbara Rush), intenta convencer a Robbo de que la ayude a vengar la memoria de su difunto padre. Pero el interfecto hace caso omiso de la petición y decide donar a un orfanato los cincuenta mil dólares que le ha dado Marian. Cuando se enteren, los periódicos propagarán la noticia a los cuatro vientos, bautizando al generoso gánster como "el nuevo Robin Hood".



Sin ser más que un vehículo para el lucimiento de sus intérpretes, el guion de David R. Schwartz (1911-2003) planteaba inteligentes paralelismos con la fuente en que se basa. Así, por ejemplo, la tradicional lucha a bastonazos entre Robin y Little John (Dean Martin) queda sustituida por una partida de billar en la que el segundo deja en evidencia a su futuro jefe mientras entona la balada "Any Man Who Loves His Mother". Porque no hay que perder de vista que, además de comedia, la cinta que nos ocupa fue, ante todo, un musical (el último, por cierto, en el que intervino el mítico Bing Crosby). De hecho, uno de los temas que integraban la banda sonora, "My Kind of Town (Chicago Is)", optó al Óscar a Mejor Canción Original.

Sin embargo, lo que debería haber sido un rodaje de lo más plácido se vio enrarecido por circunstancias extracinematográficas que a punto estuvieron de dar al traste con la película. De entrada, porque el presidente Kennedy (amigo personal de Sinatra y razón de que el crooner se enemistara con Peter Lawford) murió asesinado en noviembre del 63, casualmente el mismo día en que se filmó la escena del entierro de Big Jim. Y, por si esto no fuera poco, el hijo de Sinatra, Frank Sinatra Jr., permaneció secuestrado durante varios días hasta que el padre pagó 240.000 dólares de rescate. De modo que, cuando hoy, sesenta años después, pasamos una agradable tarde admirando las progresiones de Sammy Davis Jr. sobre la barra en la que interpreta "Bang! Bang!"; cada vez que nos desternillamos con el logrado acento italiano del personaje de Peter Falk o viendo desfilar a los comensales por el apartamento de la tentadora Marian, no queda más remedio que dar gracias por la milagrosa finalización de una joya que parecía predestinada a quedar inconclusa.



4 comentarios:

  1. La verdad es que estos tipos sabían hacer muy bien estas comedias musicales que, por lo que cuentas, es el formato a que responde el film.

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    1. Así es: sabían lo que se traían entre manos. Aunque ésta, en opinión de algunos, no pase por ser la mejor película que hicieron.

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  2. Hola Juan!
    La vi hace muchísimo tiempo en una copia VHS de no muy buena calidad. Desde luego las circunstancias que rodearon el rodaje casi dan para un libro. Se agradecen estas cosas tan interesantes que acompañas a la critica.
    Saludos!

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    1. El argumento en sí mismo no deja de ser una parodia un tanto ingenua de las películas de gánsters. Lo que, a mi juicio, le otorga interés es la historia que hay detrás.

      Saludos.

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