Título original: Stanley Kubrick: A Life in Pictures
Director: Jan Harlan
EE.UU., 2001, 142 minutos
Una vida en imágenes (2001) |
A punto de inaugurarse la exposición que organizará el CCCB sobre Kubrick, la Filmoteca proyectaba esta tarde el documental A Life in Pictures, con la presencia de su cuñado y director de la película (Jan Harlan), así como de Katharina Kubrick, una de las hijas del homenajeado.
Narrado por Tom Cruise, el filme posee el mérito de condensar en apenas dos horas y media la trayectoria de uno de los cineastas más influyentes de todos los tiempos. Ya hacia el final del mismo, Woody Allen tiene la ocurrencia de compararlo con Orson Welles, lo cual está muy bien visto, ya que, en cierta manera, no sólo les unía un carácter temperamental (y hasta un ligero parecido físico), sino que podría decirse que el director de 2001 logró obtener de la industria todo aquello que Hollywood había previamente negado al genio de Citizen Kane. Era tanto el poder de Kubrick que incluso logró que, en el Reino Unido, los estudios retirasen de la circulación A Clockwork Orange (La naranja mecánica, 1971) dadas las amenazas que él y su familia recibieron tras el estreno.
Katharina Kubrick y Jan Harlan |
Scorsese, otro mito del séptimo arte, da la clave al definir cómo el cineasta se avanzaba a su tiempo: "Ni uno solo de sus títulos se libró de la polémica o de la incomprensión, pero diez años después ya eran considerados clásicos". Y así irán vertiendo sus opiniones a propósito del realizador Spielberg, Alan Parker, Sydney Pollack y otras personalidades que tuvieron la ocasión de trabajar con él.
Ya durante el coloquio, Harlan desvela algunas curiosidades menos conocidas sobre el director, que el pasado mes de julio habría cumplido noventa años, como el hecho de que era un apasionado de la obra de directores españoles como Carlos Saura, Jaime de Armiñán o Víctor Erice. De hecho, en cierta ocasión solicitó una copia de Cría cuervos (1976) para verla en compañía de los suyos en su retiro de Hertfordshire. Y aclara Harlan que, pese a que carecía de subtítulos en inglés, se quedaron todos a verla hasta el final, lo cual da buena cuenta de la calidad de la película. En fin, "¿a qué se habría dedicado Kubrick de no haber sido cineasta?" Harlan titubea antes de responder: "No lo sé. Tal vez fotógrafo o jugador profesional de ajedrez" Su hija, en cambio, lo tiene más claro: "¡Preparaba unas hamburguesas excelentes!" Y Riambau, siempre atento y oportuno, apostilla: "¡Has hecho caer un mito!"
Tanto le gustaba el cine de Saura y Armiñan que los fichó para dirigir los doblajes de sus películas en español.
ResponderEliminarUn abrazo.
Correcto, aunque sé de buena tinta que no quedó muy satisfecho del doblaje de "El resplandor" (con Verónica Forqué prestándole su voz a Shelley Duvall), motivo por el que prescindió de Saura para doblar "La chaqueta metálica".
EliminarGracias por comentar y hasta pronto.