lunes, 25 de diciembre de 2017

Los dinamiteros (1964)




Director: Juan Atienza
España/Italia, 1964, 90 minutos

Los dinamiteros (1964) de Juan Atienza


Aunque sus localizaciones se circunscriben al área de Madrid, se nota que Los dinamiteros fue, en realidad, una coproducción con Italia porque la banda sonora de Piero Umiliani suena bastante a Nino Rota. Sin embargo, puestos a buscar similitudes entre el primer (y único) largometraje de ficción dirigido por Juan García Atienza y otros títulos del cine español de aquel entonces será fácil descubrir más de un parecido razonable, como a continuación pasamos a exponer.

De entrada, por lo chapucero de sus métodos y por la presencia de Pepe Isbert uno podría pensar en comedias como Sabían demasiado (1962) de Pedro Lazaga o, más evidente aún, Atraco a las tres (1962) de Forqué, por aquello de que narra las vicisitudes de unos asaltantes aficionados (en este caso tres ancianitos adorables). Pero precisamente por esto último, y pese a no resultar tan evidente, sería posible ver una cierta conexión con otra ópera prima estrenada apenas un año antes: Del rosa al amarillo (1963) de Summers, uno de cuyos episodios giraba en torno a una pareja de abuelos que se enamora en el asilo donde conviven.



Sí: ésta es una comedia con un punto amargo, porque tanto doña Pura (la mejicana Sara García) como don Augusto (el italiano Carlo Pisacane) como don Benito (Pepe Isbert) llevan una vida sin alicientes. Desplazados u olvidados por sus respectivas familias (y eso cuando la tienen), el trío verá una oportunidad de oro en el atraco a la Mutualidad La Paloma, de la que son pensionistas. En ese sentido, la escena inicial, con una cola larguísima formada, en su mayoría, por ancianos resignados que se disponen a retirar su mísera paga mensual en las ventanillas de dicha entidad, denuncia bien a las claras hasta qué punto el país en el que viven condena a sus mayores a terminar sus días prácticamente en la indigencia.

Hablar de temática social tal vez sea exagerado, pero sí que es cierto que en Los dinamiteros se ironiza sobre las carencias de un supuesto Estado del bienestar, toda vez que el espectador empatiza con los seniles salteadores de la caja fuerte, no así con el adusto director del montepío que les deniega un adelanto para socorrer a su amigo don Felipe González, quien, pese al nombre, no dispone de sillón en ninguna hidroeléctrica que le garantice un sepelio digno. He ahí otro de los temas presentes en la película: el de la solidaridad entre octogenarios que se saben vulnerables frente al sistema, pero que, justamente por ello, son capaces de sacar fuerzas de flaqueza con tal de reivindicarse como personas competentes, llevando a cabo una genial quijotada.


2 comentarios:

  1. El trío protagonista conquista desde el primer momento. Da ganas de colaborar con ellos, pero se ve que no necesitan ayuda para divertirse desafiando y evidenciando al sistema que les convierte en olvidados o, como dice el personaje de José Isbert, en inservibles.

    Saludos.

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    1. Efectivamente: porque, además de comedia, la película tiene su punto de crítica social.

      Saludos.

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