miércoles, 20 de julio de 2016

El santuario no se rinde (1949)




Director: Arturo Ruiz Castillo
España, 1949, 85 minutos

El santuario no se rinde (1949)


Diez años después de la victoria franquista en la Guerra Civil, y tras el fracaso del fascismo a nivel internacional, El santuario no se rinde (1949) mostraba una visión del conflicto en la que, si bien seguían primando los valores rancios de un patrioterismo a ultranza, parecía intuirse tímidamente alguna que otra variación respecto al cine de cruzada. De hecho, su protagonista (interpretado por Alfredo Mayo, el otrora estandarte del adalid falangista) es aquí un notario que pertenece al bando republicano. Y aunque al final acabe renegando de dicha causa, ya es mucho que se muestre el lado humano de alguien capaz de poner su vida en peligro para salvar a una condesa. Claro que es un acercamiento muy sui géneris a la facción enemiga: se trata de señalar que los rojos también tienen sentimientos... ¡porque uno de ellos fue capaz de ayudar a los sublevados!

Por otra parte, es asimismo importante tener en cuenta que el guion de José María Amado, Alfonso Nieva y el propio Arturo Ruiz Castillo estaba basado en un hecho real, concretamente una derrota de los nacionales ocurrida en el asedio del Santuario de la Virgen de la Cabeza (Jaén). Que se eligiese una derrota y no una victoria, como sucedía en Sin novedad en el alcázar, dirigida por el italiano Augusto Genina en 1940 y que podría considerarse, en varios aspectos, un precedente de ésta, es también un detalle sintomático.



De todas formas, lo que se mantiene inalterable son esos fanáticos (considerados héroes por este cine de propaganda) que, con la mirada puesta en el horizonte, sacrifican sus vidas defendiendo proclamas tan terribles como "La Guardia Civil muere, pero no se rinde". O perlas que, como la siguiente, hoy suenan ridículas, pero que entonces se las tomaban muy en serio:

Finalmente, los republicanos logran acceder al interior del santuario. Algunos de ellos, quizá miembros de las Brigadas Internacionales, hablan en francés:
-Alors, entrez !
Al ver el estado en el que se encuentran los supervivientes exclaman:
-C'est incroyable, mon ami !
Tumbado en el suelo, el agonizante Capitán Cortés [Tomás Blanco] aún tiene fuerzas para lanzar un...
-España.
Uno de los franceses hace amago de rematarlo con su fusil, pero inmediatamente es detenido por un republicano autóctono:
-¡Quieto, a ése no!
-Et pourquoi ?
-Es español. ¡Tú no entiendes de eso!

Aspecto actual del Santuario de la Virgen de la Cabeza (Jaén)

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