domingo, 10 de julio de 2016

Cuerpo y alma (1947)




Título original: Body and Soul
Director: Robert Rossen
EE.UU., 1947, 104 minutos

Cuerpo y alma (1947) de Robert Rossen

Revisar la nómina de profesionales que trabajaron en la producción de Cuerpo y alma pone ciertamente los pelos de punta: dirigida por Robert Rossen, a partir de un guion de Abraham Polonsky, con Robert Aldrich como asistente y montaje de Robert Parrish. Sin duda, ríos de talento (ya que Polonsky, Aldrich y Parrish también dirigirían reputados filmes en el futuro) a los que se sumó la banda sonora de Hugo Friedhofer y las actuaciones de John Garfield (el boxeador Charley Davis) y Lili Palmer (la pintora Peg Born).

En muchos aspectos, la historia narrada en Body and soul es arquetípica: el muchacho humilde de buen corazón e instintos primarios que, sin embargo, está a punto de dejarse corromper por el malévolo entorno de intereses creados que rodea al mundo del boxeo. En ese aspecto, será decisiva la influencia de su madre (Anne Revere, ¡sólo era diez años mayor que John Garfield!) y de su novia Peg, así como el triste final que tendrán sus amigos Shorty (Joseph Pevney) y Ben (Canada Lee): Charley podría haber acabado como ellos, aunque la suerte está de su parte.

El director de fotografía James Wong Howe (en cuclillas y con patines)

La atmósfera de cine negro que se respira en Cuerpo y alma se completa con la intervención de ese "malévolo entorno" al que hacíamos referencia en el párrafo anterior: Quinn (William Conrad) es el cazatalentos sin escrúpulos que guarda un enorme parecido con Orson Welles; Alice (Hazel Brooks) sería la femme fatale que nada tiene que hacer frente a la ternura de Peg; Roberts (Lloyd Gough) es, por último, ese tipo de empresario prepotente que está acostumbrado a comprarlo todo (y a todos) con sus fajos de billetes, pero al que Charley dejará con un palmo de narices al final de la peli.

Lástima que en la vida real ni los pérfidos muerden siempre el polvo ni los combates amañados se suelen frustrar frente a la integridad del púgil: si hay algo que flota alrededor de un filme como Body and soul es el triste recuerdo de la caza de brujas macarthista que tan gravemente afectó a la carrera de buena parte de quienes trabajaron en él. Aunque esa es otra historia y ya no tiene remedio. Suerte que al menos nos quedan las películas como consuelo...


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