jueves, 7 de julio de 2016

El relojero de Saint Paul (1974)









Título original: L'horloger de Saint-Paul
Director: Bertrand Tavernier
Francia, 1974, 105 minutos

El relojero de Saint Paul (1974) de Bertrand Tavernier

Para su primer largometraje, Tavernier eligió como escenario la ciudad de Lyon (en la que vino al mundo el 25 de abril del 41). Allí se desarrolla la acción de L'horloger de Saint-Paul, libremente adaptado por Jean Aurenche, Pierre Bost y el propio director a partir de una novela de Georges Simenon: L'horloger d'Everton.

Narra la incertidumbre de un padre, relojero de profesión, al que la policía da la noticia de que su único hijo ha matado a un hombre. A partir de ese momento, Michel Descombes (Philippe Noiret) seguirá de cerca la investigación para ir descubriendo las implicaciones políticas del crimen, así como las muchas cosas que ignoraba de Bernard (Sylvain Rougerie).



En ese proceso, dos hombres jugarán un importante papel: por una parte el comisario Guilboud (Jean Rochefort), con quien Descombes compartirá no pocas conversaciones; por otra, Antoine (Jacques Denis, actor habitual en la filmografía de otro gran cineasta: el suizo Alain Tanner), amigo y confidente del relojero.

Lo curioso del caso es que la violencia queda fuera de pantalla, así como el desarrollo del juicio al que son sometidos el hijo del protagonista y su novia. Parece como si así se quisiera evitar a toda costa cualquier tipo de sensacionalismo, para, de esta manera, dar mayor importancia a la evolución personal de Descombes, hombre anónimo al que, de la noche a la mañana, se le rompen todos los esquemas.

Padre e hijo en vísperas del juicio

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