Director: Jean Epstein
Francia, 1947, 22 minutos
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Títulos de crédito iniciales
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La penúltima película dirigida por Jean Epstein recuperaba el ambiente hipnótico de
La caída de la casa Usher. Una joven y una mujer mayor hilan en silencio en su morada a orillas del mar en una aldea bretona, mientras afuera el viento sopla amenazador. A pesar de las señales de mal augurio, el novio de la muchacha (un temerario marinero) hace caso omiso de sus advertencias y decide hacerse a la mar. Desesperada, ella solicitará la ayuda de un misterioso anciano y de su mágica bola de cristal para calmar las aguas embravecidas.
Le tempestaire tiene algo que hace pensar en los ambientes opresivos calvinistas de la Dinamarca profunda que retratara Dreyer en películas como Dies irae (1943). Aunque aquí el verdadero protagonista es el mar de las costas de Belle-Île-en-Mer y Morbihan, en la Bretaña francesa. Y sobre todo el viejo marinero barbudo capaz de hacer retroceder las olas del temporal: en realidad, se trataba de un vecino de la localidad apodado Moule ("Mejillón") y su bola de cristal no era más que una de las boyas de vidrio que solían ir atadas a las redes antiguamente. Pero la imagen tiene ímpetu como representación visual de los arcanos insondables que rigen las fuerzas de la naturaleza y de cómo el hombre trata de domeñarlos.
Una vez más, Jean Epstein se revela como un poeta de enormes proporciones.
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Los exteriores se rodaron en Belle-Île-en-Mer y Morbihan |
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La anciana a la joven: "No hay que creer en los malos augurios: ¡está prohibido!" |
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La fuerza del mar embravecido |
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La joven teme por la suerte de su prometido |
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El viejo Moule ve el mar a través de su bola |
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Se produce el milagro |
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