Título original: Marius et Olive à Paris
Director: Jean Epstein
Francia, 1935, 67 minutos
Marius y Olive en París (1935) de Jean Epstein |
Disparatada comedia sobre un par de amigos marselleses y sus andanzas en la capital francesa. El orondo Marius (encarnado por el actor Marcel Barencey) es un mediocre hombre de letras, miembro de la academia local: como todos sus colegas saben (y se burlan abiertamente de ello) siempre adereza sus discursos y anécdotas con la manida frase: "Y entonces vi dos puntos luminosos que me miraban en la oscuridad". Tanto él como el pusilánime Olive (René Sarvil) se embarcan en mil y una aventuras con el fin de casarse.
A tal efecto, se prestarán a enseñarles el acento marsellés (y lo que haga falta) a un par de jóvenes actrices que necesitan preparar su papel para una próxima película. A pesar de que ellas parecen ser chicas de moral relajada (llegan a huir por la ventana del hotel atando las sábanas como si fueran cuerdas) y de que un extraño señor extranjero que luce una larguísima barba de chivo intenta seducirlas, lo cierto es que la película acabará con el regreso de la pareja protagonista a Marsella y una boda doble.
Por su desenfado y lo tronado de muchas de las situaciones que plantea, Marius et Olive à Paris presagia con mucha antelación lo que treinta años después hará Jean-Luc Godard en filmes como Bande à part.
El arbolito que luce Olive en la mano será ofrecido a Napoleón ante la columna de la Place Vendôme |
Estrafalaria pedicura |
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