jueves, 5 de noviembre de 2020

Secretaria para todo (1958)




Director: Ignacio F. Iquino
España, 1958, 90 minutos

Secretaria para todo (1958) de Iquino


Tan asociado está el nombre de Iquino con películas de bajo presupuesto que a más de uno le sorprenderá descubrir cómo el prolífico director catalán también abordó alguna que otra superproducción a lo largo de sus cincuenta años de carrera profesional. Tal sería el caso, por ejemplo, de la comedia Secretaria para todo (1958), vehículo especialmente concebido para el lucimiento de una Carmen Sevilla que se marcaba un par de números musicales de resonancias flamencas ("Ojitos traidores" y "Las coplas de Luis Candelas") pese a que la acción transcurre íntegramente en Madrid.

Un reparto estelar en el que, amén de la mencionada intérprete, sobresalían los nombres de estrellas rutilantes como Tony Leblanc (en uno de sus característicos papeles de gracioso entrañable y más bien torpe, enamoradizo y adicto al horóscopo), Antonio Casal, Carmen de Lirio (la esposa frívola), Antonio Garisa (haciendo de nuevo rico o palurdo con dinero) y el norteamericano Frank Latimore. Excelentemente fotografiada en Eastmancolor por Alfredo Fraile, la cinta sirvió, asimismo, para ensayar el sistema Ifiscope, adaptación un tanto sui géneris del formato Cinemascope al ámbito local mediante la que se pretendía arrojar una impronta de modernidad y elegancia acorde con la del modelo hollywoodense.



Sergio Romero (Casal), enérgico propietario de una empresa de importación y exportación, tiene a su servicio a la encantadora Cristina (Sevilla), salerosa andaluza y "secretaria para todo": hasta para cerrar, en ausencia de su jefe y con la ayuda de su compañero de oficina Lorenzo (Leblanc), un suculento contrato con un empresario holandés al que venden setecientas cincuenta toneladas de tomates... Pero el señor van Waguen de marras (Latimore), un incondicional de la cultura española, anda más interesado en contraer matrimonio que en las hortalizas, por lo que llega dispuesto a casarse con la primera mujer que reúna todos los tópicos que tanto le entusiasman. 

Lo que vendrá después, aparte de una amable comedia urbana de enredo, proporciona gran cantidad de información a propósito de lo que era (y, sobre todo, de lo que quería ser) la sociedad española de finales de los cincuenta. Glamurosas veladas de alto copete especialmente propicias para que las señoras luzcan sofisticados vestidos de cóctel; que tendrán continuación, ya de madrugada, en algún tablao donde la compostura y la etiqueta dejen paso a la jarana (aunque sin pasarse). Sin embargo, son los roles respectivos de hombres y mujeres lo más llamativo en un filme cuyo título deja bien a las claras la posición sumisa de quien está predestinada a servir al varón.



2 comentarios:

  1. Hola Juan!
    Si bien la vi hace algún tiempo tu reseña me ha refrescado la memoria. Siempre he pensado que el cine es una estupenda radiografía de la sociedad, para muestra este boton...
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una radiografía un tanto distorsionada, en este caso, aunque al fin y al cabo tan interesante como cualquier documento de época. Y con algunos guiños curiosos, como cuando Lorenzo (Tony Leblanc) le confiesa a Cristina que su actriz preferida es Carmen Sevilla...

      Saludos

      Eliminar