sábado, 14 de noviembre de 2020

Los económicamente débiles (1960)




Director: Pedro Lazaga
España, 1960, 92 minutos

Los económicamente débiles (1960)


Económicamente débil es uno de esos términos eufemísticos que no sólo sirven para dar título a una película, sino que, además, resultan perfectamente aplicables a la sociedad en cuyo seno se gestó una comedia tan disparatada como la que nos disponemos a comentar. Porque el retrato que se lleva a cabo de nuestras miserias y obsesiones no deja títere con cabeza. Obsesión por el fútbol, ya sea el de los grandes equipos que Pepe (Tony Leblanc) y Paco (Antonio Ozores) aspiran a entrenar algún día o el de los modestos clubes de segunda regional que, como el Casamata F.C., apenas sí tienen presupuesto para comprar camisetas. Y miseria, la de los pueblerinos cazurros dispuestos a moler a estacazos al rival de turno con tal de ganar el partido, aunque sea por la mínima y sobornando al árbitro.

Sin embargo, no todo es pasión balompédica en esta producción de José Luis Dibildos que comienza como si de un filme de gánsters se tratase: la entrada de Pepe, una noche lluviosa, en la trastienda de una tasca donde los parroquianos esperan ansiosos la comparecencia del hombre que lidere una misión decisiva, parece augurar algún conciliábulo con la mira puesta en derrocar al gobierno o, por lo menos, asaltar una sucursal bancaria. Pero no: José Martín Rodríguez será el responsable de una empresa de muy distinto calado: lograr que el Casamata ascienda de categoría.



Ardua tarea para la que Pepe y Paco echarán toda la carne en el asador. Sobre todo después de convencer al meapilas de Xavier (José Luis López Vázquez) para que invierta su fortuna en el equipo y así, de paso, logre enamorar a su adorada Nuri (Maruja Bustos), una de las hermanas, junto con Ana (Laura Valenzuela), de Paco. Burdo subterfugio, puesto que ni la una ni la otra, empleadas en el Instituto de belleza Lady Doris, parecen muy interesadas por el deporte rey. De hecho, Ana, prometida de Pepe, está hasta las narices de que el fútbol se interponga entre ella y su novio.

No obstante, y a pesar de haber encajado en sus inicios una abultada derrota por cero a catorce, los métodos del nuevo staff técnico enseguida darán resultado y el Casamata pasará de cerrar la clasificación a enfrentarse al cerril Cantalazo en un partido decisivo que acabará como el rosario de la aurora. Aunque antes, los jugadores habrán sido sometidos a una no menos accidentada (y furtiva) sesión de masaje en las instalaciones del Lady Doris.



7 comentarios:

  1. En algunas cosas, no creas que hemos cambiado tanto. Parece mentira.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De ahí la importancia de revisar este tipo de películas, que, además de recordarnos de dónde venimos, nos recuerdan, sobre todo, quiénes somos.

      Eliminar
  2. Creo que le fútbol nos desenmascara a los hombres. Solemos hacer estupideces por ese deporte ja. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Viniendo de un argentino, eso que dices es poco menos que una evidencia científica.

      Saludos.

      Eliminar
  3. Hola Juan!
    Pues había oído hablar de ella pero no la he visto. Me llama mucho la atención ese pedazo de pizarra. Supongo que ya no existen en los colegios hoy en día, creo que las "Veleda" han dado paso a las digitales. A mi me encantaba que el profe me mandase a borrar...
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Cómo que no existen! No, no, Fran: yo las utilizo a diario. La que ves en la foto contiene un planteamiento táctico con el que Tony Leblanc pretende impresionar al tribunal de la escuela de entrenadores (fíjate que todo son doses).

      Saludos.

      Eliminar